Capítulo 5.

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Luhan está tan emocionado que seguramente morirá antes de que Sehun llegue a China. Milagrosamente, consigue que sus padres le presten su auto (el pequeño, porque tienen dos), así que Sehun y él podrán ir adonde sea en la ciudad con más facilidad. La madre de Sehun le hace prometer a su hijo que la llamará dos veces por semana para asegurarle que todo está bien. Luhan también le asegura que no irán a ningún lugar riesgoso ni harán nada tonto, ni tampoco se irán a la cama muy tarde cada día.
Y al final, todo queda arreglado y Sehun está listo para ir a Beijing. Unos días antes de tomar el avión, él y Luhan mantienen una videollamada con la señora Oh también, para chequear todo una última vez: la hora a la que llegará el avión, la valija de Sehun, y sus papeles.

―Creo que está todo bien ―dice el joven con una sonrisa alegre. Luhan asiente con felicidad.
―Bueno, seguramente la pasarán bien los dos solos, ¿no? ―pregunta la señora Oh con dulzura. Luhan está a punto de responder, pero escucha a alguien gritar en el fondo, tras Sehun y su madre.
―¡Usen protección!
Reconoce inmediatamente la voz de Sehyun. Y exactamente al mismo tiempo que Sehun, se sonroja. Mientras la señora Oh regaña a su hijo por decir estupideces, se ríen incómodos.
―De verdad no puedo esperar ―dice Sehun tras un momento. Ríe cuando la señora Oh le grita a su hermano otra vez.
―Yo tampoco ―responde Luhan―. Yo tampoco.

Luhan tomó clases de conducir y obtuvo su licencia hace ya mucho tiempo, pero no ha manejado para nada desde entonces, así que el recordar cómo empezar le toma sus buenos dos minutos. Conduce lentamente hasta el aeropuerto, esperando no matar a nadie de camino. Pero afortunadamente, el viaje resulta perfectamente bien, y estaciona el auto frente a las grandes puertas vidriadas del aeropuerto. Levanta la vista para comprobar que esté en la terminal correcta. Sí. Aparentemente lo está.
Metiéndose las manos en los bolsillos para evitar que tiemblen, camina y se dirige hacia la compuerta por la que Sehun llegará. Mira hacia una pantalla en la pared. El avión ya ha aterrizado. Espera. Está atento para ver a Sehun, ansioso. Y luego lo divisa y su corazón da un vuelco. El muchacho alto está arrastrando su valija detrás de sí, mirando alrededor con las cejas alzadas en una expresión perdida. Luhan lo ve morderse el labio.
Tratando de no explotar de alegría, camina hacia él; está tan exaltado que dos segundos más tarde comienza a caminar más y más rápido, y termina corriendo como loco hacia el chico. Sehun lo ve recién cuando están a unos pocos metros de distancia. Sus ojos se ensanchan, pero abre sus brazos justo a tiempo para abrazarlo con fuerza, y casi lo levanta del suelo. Ríen. Luhan lo sujeta posesivamente, luego se pone en puntas de pie para besarlo con lentitud.
Cuando se separan varios minutos más tarde, jadeando ligeramente, roza la nariz de Sehun con la punta de la suya. Unen las manos y entrelazan sus dedos. Soltando un suspiro de felicidad que ya no podía seguir conteniendo, Luhan posa su mejilla en el hombro de su novio.

―Bienvenido.

Regresan a casa en silencio. Sehun parece muy impresionado por las habilidades de manejo de Luhan, incluso cuando el auto vira un poco. Colgado del pequeño espejo entre los dos, hay un pequeño peluche: un conejo con diminutos ojos negros y grandes orejas. Se balancea continuamente de derecha a izquierda. Sehun lo toma por un segundo y sonríe, luego lo suelta y el animal comienza a moverse nuevamente.

―¿Cómo estuvo el vuelo? ―pregunta el rubio. Sehun ríe antes de responder.
―Estaba realmente emocionado anoche así que no dormí mucho. Terminé de descansar en el avión ―dice. Luhan se ríe, tanto porque Sehun es adorable como porque se puede ver a sí mismo reflejado en él. Cuando estaciona frente a su casa, Luhan inmediatamente se ofrece a llevar la valija de Sehun. Pero parece haber algo que pesa una tonelada dentro, ¡está tan pesada!
―¿Qué pusiste aquí? ¿Un dinosaurio?
―N-no, no puse nada especial... ―tartamudea Sehun avergonzado. Una vez que todo queda acomodado, lo que significa que Luhan se las arregló para arrastrar la valija todo el camino hasta su dormitorio, suspiran con alivio. Luhan mira al más joven.
―¿Qué quieres hacer ahora?
―¿Ahora mismo? ―pregunta Sehun―.

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