Capítulo 4.

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Luhan sufre delirios durante esa noche. Cada ruido que escucha se amplifica cien veces, y gime y grita palabras incoherentes, rodando en su cama y sintiéndose con demasiado calor en un minuto, y con demasiado frío al siguiente; su cabello está húmedo por el sudor y todo se ve borroso. Una o dos veces cree escuchar que alguien le habla, pero sólo está alucinando. Tiene fiebre.
Tras demasiadas horas de interminable confusión, se las arregla para dormirse, sólo para tener pesadillas. Ni siquiera se levanta para buscar remedios y no bebe nada, incluso aunque su garganta está horriblemente seca. Espera a que pase la noche. Y lo hace. Abre sus ojos con lentitud por la mañana. Rápidamente nota que su cabeza le duele menos que antes. Su cuerpo le duele, pero es soportable. Aunque no se levanta de inmediato. Piensa. Durante unos segundos. Más que nada en Sehun. Pero luego se pone perezoso y sólo se queda viendo el techo, con la mente completamente en blanco.
Cerca de una hora más tarde, sale de la cama y se dirige al baño. Luego enciende la computadora tras buscar un vaso de agua en la cocina. (De hecho tenía ganas de jugo de naranja, extrañamente, pero recordó que acababa de regresar a su casa, así que no hay nada en el refrigerador aún.) Ve unos pocos mensajes de Sehun.

Luhan, no te lo dije ayer porque no quería herir tus sentimientos
Pero en verdad lucías horrible
Espero que te estés sintiendo mejor ahora. Estabas tan cansado
Por favor dime que ya estás bien.

Luhan sonríe y le responde con calma.

Estoy bien, sólo tuve una noche horrible. Ya sabes, por la fiebre.
Pero estoy mejor ahora, gracias.

Ah, me alegro. Te amo.

También te amo.

Pasan varios días a un ritmo regular, ni muy rápido ni muy lento. Luhan está comenzando a pensar sobre cosas. Jamás se había sentido tan cercano con nadie antes. Sehun lo comprende. Sehun lo conoce mejor que él mismo. Se conocen mejor que ellos mismos. Imagina escenarios. Pero sin importar cuán duro lo intenta, nunca logra encontrar una razón por la que fueran a pelear. Están de acuerdo en todo. Y Sehun no tiene fallas. Luhan tiene muchas, pero Sehun le perdona todo.
Nunca pelearán. Eso es lo que lo hace más feliz. Pueden chatear durante horas y aún así tener miles de cosas por decir, como si no pudieran tener suficiente el uno del otro. Jamás dejarán de hablar. Se aman más que a nada. Luhan se aferra al tesoro que es su amor, y sonríe sabiendo que durará por siempre.

La vida de Luhan da un nuevo giro a mediados de enero, cuando sus padres lo visitan. Pero la principal razón por la que están allí es porque un amigo de ellos les mencionó que querría contratar a Luhan en su empresa. Trabaja en una rama china de Samsung. Aparentemente, los padres de Luhan le dijeron que puede arreglárselas con las computadoras.
Luhan tiene que redactar un currículum. No está seguro de querer hacerlo, pero recuerda que cumplirá veintidós en unos meses, y eso lo hace decidirse por postularse para el empleo. Va a la entrevista, convencido de que no lo tomarán. Pero el hombre frente a él luce complacido cuando Luhan le dice que puede hablar coreano con fluidez. "Te llamaremos en los próximos días", dice el hombre. Luhan piensa que no va a recibir ninguna llamada.
Pero la recibe, tres días después. Está contratado. Es un trabajo de medio tiempo, así que sólo trabajará los lunes, las mañanas de los martes, los jueves y las mañanas de los viernes, pero es genial. Le agradece un millón de veces. E inmediatamente después, llama a Sehun.

―¿Adivina qué?
―¿Qué? ―Sehun sonríe.
―¡Conseguí un trabajo! ―exclama Luhan, lleno de alegría. Sehun luce tan orgulloso de él. Radiante, se permite estar feliz de lo que ha hecho―.

En Samsung. No es algo importante (es de medio tiempo, ya sabes), ¡pero aún así es mejor que antes! ¿Qué opinas? ―inquiere.
Sehun parece realmente sorprendido.
―¿Samsung? Pero es coreano.
―Me contrataron porque puedo hablar coreano, creo... No tengo otras cualidades. ―Luhan ríe, avergonzado.
―Tal vez vengas a Corea a trabajar ―responde el joven, esperanzado.
―Ehm, sí ―dice Luhan sonriendo un poco, porque sabe que seguramente no irá a Corea por aquel pequeño empleo. Pero Sehun luce como si realmente lo creyera, y por ello no dice más.

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