Últimos días de descanso

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Como siempre hicieron, los cuatro jóvenes amigos se reunieron en una llanura llena de flores ubicada cerca de una tribu conocida por los hermanos y que tenía pequeños animales. Entre estos se encontraban las veloces liebres con sus crías que Nita con la agilidad de un depredador las atrapaba para que su amiga Penny pudiera acariciar, luego de eso las dejaba libres.

Allí, no tenían de que preocuparse ya que la tribu donde la morena vivió por varios años junto a su familia cubría ese y más territorio manteniéndolos a salvo. Eso tranquilizaba a la joven pelirroja que no tenía mucho contacto con la naturaleza, todo lo que sabía era por haberlo estudiado. Lo que a las otras jóvenes les pareció muy raro al ser alguien muy cercana al aventurero chico que la sacaba en todo momento de su zona de confort.

—¡Jessie, ven! —llamó la chillona y aguda voz de la pirata mientras con una de sus manos pedía que se acercara. Detrás de ella, Leon y Nita peleaban, Jessie desconocía por que.

—¡Dame un segundo! —respondió asegurándose de que las tiendas de campaña que acababa de armar para ella y sus amigos no fueran a desarmarse apenas entraran—¡Listo, ahora voy! —gritó al terminar de comprobarlo. Alegre con su trabajo, caminó con una sonrisa hacia sus amigos mirando al piso sin querer aplastar a ninguna pequeña criatura—¡Aquí estoy! ¿Qué sucede?

Se detuvo de repente por el joven que había sido empujado hacia ella por las traviesas chicas y quedó a centímetros de su rostro. Fue capaz de observar aquellos avergonzados ojos heterocromáticos debajo de unos despeinados mechones castaños y la sombra creada por la capucha.

El viento movió los pétalos de las diversas flores sostenidas por los brazos del más alto que no podía formular ninguna palabra sin tartamudear ante la cercanía de la hermosa joven de cabellos rojizos, mejillas repletas de pecas y brillantes ojos verdes que reflejaban los últimos rayos de sol.

Conociendo lo vergonzoso que Leon era cuando se trataba del amor o temas semejantes, Jessie tuvo que actuar o estarían así toda la noche. Ella tampoco era una experta en el romance, pero era la indicada para tranquilizar a su novio de la incómoda situación que su hermana y amiga lo colocaban.

—¿Son para mi? —observó al moreno enternecida escuchando un nervioso y casi inaudible “sí” mientras asentía y le entregaba el ramo de flores que había hecho él mismo con las flores más hermosas de allí— Gracias. —suspiró como la joven enamorada que era observando las flores y acariciando sus suaves y bellos pétalos— Son muy lindas. —su tierna voz llamó la atención del mayor y sus ojos verdes encontraron los heterocromáticos que aún nerviosos no se atrevían a hablar.

Sabía que quería acabar con esa ridícula y melosa situación por lo que la inspirante a ingeniera terminó el show de sus amigas besando una de las mejillas del ruborizado joven que al separarse bajó su cabeza ocultando su sonrojo con su capucha.

Sus dos espectadoras gritaban emocionadas. Una de ellas contenta por su hermano; la otra sintiendo una inmensa envidia.

—¡Bien hecho, hermano! —gritó levantando sus pulgares apoyando a la pareja— Ahora ¡Más besitos! —rio y dio exagerados besos al aire abrazándose a si misma. Fue lo último que él soportó.

—¡No, nada de besitos! —gritó furioso, pero solo causó que rieran— Agh, mejor me voy a dormir. —volteó hacia las tiendas viendo que solo habían dos. Su corazón volvía a acelerarse y maldecía a sus amigas.

—¿Dormirás con Jessie, lagartija? —dijo entre risas mientras se acercaba siendo acompañada por la pequeña castaña. Adoraba ver como su amigo volvía a teñirse de rojo.

—S-sí, es mi novia y los novios hacen este tipo de cosas. —contestó odiando lo fácil que era provocar sus sonrojos.

—A mi no me molesta si quieres dormir con tu hermana o Penny por esta noche. —Jessie dejó de admirar las flores para mirar a sus amigas.

Amistades Colegiales [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora