Amistades Colegiales [Finalizada]

Luchadores

Haber salido de vacaciones calmó los nervios y la ansiedad que les daba con todas las tareas, exámenes o trabajos que eran arrojados uno tras otro en tan solo una semana; hubo que trasnochar para seguir adelante y llegar hasta allí. Les traía un gran alivio, aunque esas últimas semanas no hubieran sido las mejores para algunos de ellos.

Después de tanto tiempo sin verlos, finalmente la pirata y la osezna pudieron volver a encontrarse con sus dos amigos para ir a las áreas de batalla en las que aquellos luchadores practicaban y peleaban por sus recompensas. Ambos estaban allí, por más que la pelirroja tenía que continuar con sus estudios y el camaleón hubiera desaparecido sin contestar mensajes de Penny o Nita por días.

Preocupadas al notar al mellizo más serio, frio y malhumorado, como si hubieran quebrado su burlona e infantil felicidad, disminuyeron la velocidad de sus pasos para quedar atrás y poder teorizar sobre lo que le hubiera pasado. La de rojas trenzas seguía al lado del hermano conversando con él aunque no tuviera siempre respuesta.

Leon comenzaba a molestarse al escuchar el murmurar de ambas chicas detrás suyo como si no supiera de lo que estaban hablando.

—¡Hey, lentas, apuren el paso o nunca llegaremos! —les gritó interrumpiendo su charla.

—¡Ahora vamos, velociraptor!

Alcanzaron a los mejores amigos a pocos segundos de haber respondido y siguieron  el camino a su ritmo acelerado. Nita al lado de Jessie y Penny al lado de Leon, lista para molestarlo.

—Oigan, ¿No vamos a pasar a buscar a Sandy? La nenita también se inscribió como nosotros, les recuerdo. —habló la pirata.

—Él puede ir solo o con Bibi ya que son muy amigos. La escoria junta. —soltó con odio hacia ambos, no le preocupaba expresar sus pensamientos o lastimar a su hermana que se había encariñado con el árabe.

—¡Leon, cállate! —gruñó su hermana, justo lo que esperaba de ella— Sandy es un buen amigo nuestro.

—Ellos ya no son amigos, Nita. —intentó explicar Jessie recibiendo la mirada de los tristes ojos heterocromáticos de la menor.

—¡Ja, claro que no lo son! —exclamó la de aros dorados y volteó a ver al castaño— ¿Te gustó tanto que no lo soltabas en la fiesta?

—Yo no lo besé, había tomado demasiado, no sabía lo que hacía. —mintió y Penny echó a reírse a carcajadas.

—¡Oh, sí, sí, te creo! —forzó a su risa a callarse— ¡Te lo comiste delante de todos, amigo! ¡Me sorprendió ver eso! ¿Estuvo rico?

—¡Deja de hablar de él, no quiero saber nada de él!

—Eso no es para nada parecido a lo que demostraste toda esa noche. Lo amas, ¿no? —sonrió con malicia sacando la capucha que cubría su rostro con un golpecito de sus dedos y exponiendo su intenso sonrojo, fácilmente enfadándolo.

—¡He dicho que te calles! —tuvo el impulso de abalanzarse sobre la de pelo lila, pero su hermana tuvo que intervenir tomándolo fuertemente sus puños y bajándolos.

—¡No vas a golpear a Penny! —lo fulminó con una mirada que contenía su furia— Si lo haces, yo voy a golpearte para que te detengas, hermanito. —demostrando que iba en serio, apretó sus uñas contra su piel y mostró que era más fuerte avanzando un paso que hizo a su mellizo retroceder al no poder mantenerse en su lugar.

Nita sonrió mostrando sus dientes, le daba gracia que su hermano fuera más débil que ella. Mientras, Leon se rindió y se liberó de su agarre de un tirón innecesario al ser soltado por la morena.

Sin decir nada más, pero insultando en su mente, Leon siguió caminando poniéndose nuevamente su capucha y ocultando sus manos en sus bolsillos. Las tres chicas fueron dejadas atrás, no pareció importarle.