Ayuda de una mala idea

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Mientras observaban al sol esconderse en el horizonte, separó el cigarrillo de su boca apagándolo contra la pared de ladrillo en la que estaba apoyado a la vez que soltaba una bocanada de humo seguido por el más grande de sus compañeros. Era lo que había necesitado y no le negó lo que el de pelo azabache y el de dañadas plumas le habían ofrecido amable e insistentemente, mas no quería aceptar fumar otra vez, uno tenía que ser su limite.

Esa noche no podía permitirse embriagarse por más que su cabeza tuviera la necesidad de deshacerse de todos sus problemas con lo primero que encontrase, aunque no fuera una buena opción. Sabía y debía de moderarse, no quería parecer un adicto frente a sus compañeros.

Menos quería parecer un borracho frente a sus amigos, sería una enorme vergüenza que jamás se perdonaría de hacer alguna idiotez. Aquel chico que creía inocente no necesitaba verlo de esa forma, tampoco su melliza o sus amigas aunque no hablara demasiado con estas últimas. Lo que más le importaba era Leon que, por más que varias veces hubiera lanzado comentarios hirientes contra su apariencia femenina y su sexualidad, le gustaba aunque no sabía hasta que punto. Los sentimientos que le tenía eran difíciles de explicar, pero pensar en él le animaba.

—¿Ya te sientes mejor? —preguntó el enorme hombre a su lado. Solo respondió asintiendo con la cabeza— ¿Por qué no nos dijiste de esos tipos antes? Te hubiéramos defendido. Si no te hubiéramos encontrado te-

—Son mis problemas, no los tuyos. —interrumpió molesto, aun con sus nudillos rojos por la reciente pelea en la que fue involucrado por completos desconocidos. Sentía varias partes de su cuerpo quejándose del dolor que sufrían todavía por aquellos golpes.

—Da igual, mira como te han dejado. —se paró en frente de él para que no lo ignorara y poder ver su rostro: en la comisura de sus labios, a la derecha, la piel estaba rojiza e hinchada; su oreja izquierda había perdido el arete de estrella que había sido arrancado y pisoteado por uno de aquellos hombres; por su ropa desacomodada a tirones, podía observar la marca de uñas, además de las que le dejaron los golpes y patadas; sus ojos rosados contenían las ganas de derramar lágrimas de impotencia ocultas por su odio fingido hacia las personas de las que no tenía por que defenderse— ¿Piensas ir a la fiesta de tu amiga así?

—Bull, deja al chico tranquilo. Tiene tiempo para volver a casa y arreglarse. —detuvo a su compañero que comenzaba a incomodar al menor. Sacó el paquete de cigarrillos y puso uno en su pico. Observó de reojo a Sandy, el joven ya había cumplido los dieciocho por lo que le ofreció uno, no fue rechazado por el de brazaletes que rápidamente lo necesitó por sentirse sofocado por el más alto.

—Sandy, si lo necesitas, vamos a mi casa, queda más cerca y quizás tenga ropa para prestarte. —la asiática lo observó con sus ojos oscuros preocupados que recibieron una mirada cansada de los rosados que se negaban— Bien, relájate… aún tenemos tiempo antes de que la fiesta comience.

No le dio una respuesta, en ese momento no quería hablar o arrojaría toxicas palabras a quienes querían ayudarlo, tenía que mantener la calma.

Mientras encendía el cigarrillo que tenía en su boca, observó a Bibi que abanicaba suavemente su bate por la ansiedad que le había dejado la pelea, en su otra mano tenía su celular. Parecía estar enviando mensajes a alguien, tuvo curiosidad de quien era hasta que a lo lejos apareció la joven luchadora más veloz al mismo tiempo que encendió su cigarrillo. Corría con la velocidad de un chita hacia ellos mientras gritaba aunque no se le entendiera que dijera. Aquella energía que ella tenía le sacó una pequeña sonrisa.

Sandy agradecía que otras personas se preocuparan por él, mas le incomodaba que sus problemas acabaran en boca de todos rápidamente por culpa de Emz que no sabía controlarse con todas sus redes sociales. Por más que no quisiera que lo sucedido llegara a su hermana mayor o al resto de sus amigos y conocidos, era algo imposible por el tipo de amistades que tenía. De alguna u otra forma se enterarían, sea o no por cuanta propia.

Amistades Colegiales [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora