Amistades Colegiales [Finalizada]

Descubriendo más

Última hora del día, solo la última y podrían a salir para disfrutar del fin de semana. Desgraciadamente, era la más pesada de todas, pero el profesor les había dado un descanso solo para luego aparecer con los exámenes en mano asustando a muchos de sus alumnos.

Muchos esperaban ansiosos el examen ya fuese porque desconocían la calificación, sabían que les había ido bien y querían recibirla o porque les había ido tan mal que esperaban que no fuera de lo peor.

Al profesor de matemáticas no le importaba, los alumnos se merecerían la nota que les entregaría. Pasaba sin culpa por las mesas de cada uno entregando al estudiante el resultado que le correspondía, aunque podía arruinarle el humor de fin de semana con una baja calificación.

El examen de Jessie llegó a ella y lo tomó agradeciéndole en voz baja y con un tono dulce. Observó con una sonrisa, era la nota más alta.

—¿Cómo te fue? —preguntó su novio.

—Igual de excelente que siempre —respondió ligeramente presumida manteniendo su sonrisa aunque Leon conocía lo cansador que le era ser la alumna perfecta.

Atrás de ellos, Penny obtuvo su examen. Ni miró al adulto a los ojos del odio que le tenía.

—¡Aprobé! —gritó contenta y sorprendida de ella misma— No puede ser… aprobé —observó detenidamente la hoja con el setenta y uno porciento escrito con rojo como si fuera lo más hermoso nunca visto—. ¡Nita, aprobé! —repetía sin creerlo.

—¡Penny aprobó! —La pequeña le siguió el juego.

La felicidad de ambas fue decapitada con la brusca manera en que el examen de la menor fue dejado sobre su mesa. La joven morena no se atrevió a dar vuelta la hoja y ver el resultado, le aterraba.

El drama que hacían terminó desesperando al mellizo.

—¡Dala vuelta ya! ¡Tampoco es para tanto! —tomó el examen de su hermana g lo dio vuelta por ella.

Ambas tomaron aire de la sorpresa, estaban listas para gritar. Leon, arrepentido de lo que hizo, tapó sus oídos.

—¡Nita aprobó! —gritó Nita y abrazó a la pirata con lagrimas— ¡Gracias por ayudar, Penny!

—Heh, de nada, enana —sus ojos celestes se encontraron con los esmeraldas—. Jessie fue quien me ayudó a mi para que yo te pudiera ayudar a ti.

—¿En serio? —soltó a la pirata y miró a la pelirroja— Gracias, Jessie. Por esto te invitaremos a un helado —susurró sin querer que su hermano la escuchara.

—Cierto, hoy iremos a ver una película —miró a Leon que no entendía por que Nita escondía algo que ya sabía—. Tú también vienes, ¿no?

—Ah, si, claro que voy contigo —sus ojos heterocromáticos pasearon por todo el salón buscando a alguien, Jessie sabía a quien era.

—Invitamos a Sandy —le avisó la pelirroja.

—¿Qué? —volvió su mirada a ella.

—Invitamos a Sandy y aceptó, ¿No escuchaste a tu noviecita? —se metió Penny.

—¿Por qué lo invitaron? ¿No dijimos que seríamos solo nosotros cuatro?

—¡Agh, Leon, no seas malo! —lo regañó la castaña— ¡Sandy también es nuestro amigo!

—Sí, y yo me tomé la molestia de invitarlo —se quejó Penny junto a su amiga—. Ahora viene con nosotros.

—Podrían haberme avisado —se cruzó de brazos molesto. El profesor dejó el examen en su mesa al que no le prestó atención.