Una chica extraña, que aparenta ser común, viajará a París para cumplir su sueño de toda la vida.
En su debido tiempo conocerá a un chico que llamará su atención ya que es diferente a los demás. Más rápido de lo que piensan, notarán los dos que no...
Un día en mi habitación, estudiaba y realizaba tareas, pues acababa de regresar del colegio. Cuando mi mamá, llamada Tarilyn, subió a avisarme que había llegado un correo para mí, de un establecimiento en París, Francia. Me entrega el sobre y dice:
-Tu nombre está escrito aquí, dice que es urgente que la recibas y te comuniques en las oficinas centrales del establecimiento "Intellegent Is Vittaly".
-Gracias mamá.
Cuando Tarilyn baja a la cocina a seguir preparando el almuerzo, recojo mis materiales de estudio, guardo una parte en la mochila –porque son muchos– para bajar a terminar de hacer mis deberes en la mesa de la cocina y leer el mensaje tan importante junto a ella.
No tenía ni la menor idea de lo que decía la carta, como habían sido claros al decirme que existía cierta posibilidad que no me aceptaran... Prefería no ilusionarme con ello.
Aunque sí tenía un poco de desesperación por leerla, intenté no alterarme demasiado ya que podría botar algo o caerme al bajar las gradas con todos los materiales. Me consumía la emoción, quería abrirla y saber la decisión de los directivos, pero debía ser paciente, ya había esperado 6 meses por una respuesta, así que 5 minutos no me quitarían nada.
Entonces coloqué el bolsón, con los libros y la mayoría de cuadernos dentro, medio cerrado el zipper, en mi hombro izquierdo. Tomé unos fólderes, la regla, mi cuaderno de dibujo, el de literatura y los estuches, con la mano derecha y cerré la puerta. A decir verdad, soy una persona muy perfeccionista y mantengo un orden lo suficientemente específico en todas mis cosas. Asimismo, para escribir cualquier texto o tema, tengo los colores de lapiceros seleccionados, cada uno indica algo, ya sea un título, subtítulo o dato importante. Lo siento, me desvié de lo que decía.
Volviendo a lo que, en realidad, importa. Bajé las escaleras, sosteniéndome de la pared con la mano que me quedaba libre.
Luego de ubicar mis cosas sobre la mesa, voy con mamá, tomo una silla, me siento y comienzo a leer en voz alta:
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¡WOW! ¡WOW! ¡WOW! Esto es increíble. ¿Pueden creerlo?
Al leer esto, me asombré. No podía pronunciar palabra alguna, ni siquiera el nombre de mi mamá... Quedé paralizada por completo. Es como si me encontrara durmiendo, soñando con un mundo irreal en donde absolutamente TODO ES POSIBLE. ¡Mi paraíso perfecto!
Lo sé, tal vez dirán que estoy siendo algo exagerada, pero pónganse en mi posición. ¿Cómo reaccionarían si les dijeran que su mayor sueño, algo que saben es imposible realizar, está cumplido? Creo que la mayoría se sentiría igual. Parecería que no es cierto.
Y eso fue exactamente lo que me pasó. No sabía qué pensar.
Mientras que me encontraba estática por fuera, dentro de mi mente había una explosión de sentimientos, pensamientos y conjeturas. Mi cerebro tenía un gran lío con mi corazón, uno decía que es demasiado extraño, algo difícil de creer, muy bonito como para ser cierto, y el otro le contestaba que es fantástico y definitivamente debo estar súper emocionada por lograrlo. Era una completa guerra.
Imagínense los seres pequeñitos, al ángel y el diablo, aquellos que, en las películas, les aparecen sobre cada hombro a los personajes principales o secundarios cuando van a tomar una decisión para persuadirlos a hacer, ya sea lo bueno o lo malo, ¿ya lo hicieron? Okay, algo así me imaginaba la disputa entre la lógica de mi cerebro, quién tenía los cachitos y el tridente, y los sentimientos de mi corazón, que portaba la aureola. Si lo piensan bien, es muy gracioso, mi imaginación es muy grande y la de ustedes también, pues no tengo dudas que así como yo, ya los diseñaron en su mente.
Pero bueno, dejando las locuras y tonterías a un lado, me puse a analizar de manera detallada la situación. El correo es seguro y nadie más tenía conocimiento sobre esto, ni siquiera mi mamá. Confío en ella, mas no se lo dije porque sentí que no lo iba a tomar de la mejor forma. Tal vez podría llegar a creer que la quiero dejar sola, y yo nunca le haría eso. Además, no será por mucho tiempo y la visitaré para las fiestas. Me siento feliz ahora.