Rosaly
Ha llegado el día esperado.
Mi boleto lo enviaron por correo, dice que el vuelo será hoy a las 9:00 am. Ya tengo todo listo, mis maletas completas y no olvido nada. Al menos, eso creo.
Me levanté demasiado temprano para esperar al cartero, estoy muy feliz y no puedo parar de pensar en cuán bendecida soy que se haya presentado tan grande e importante oportunidad en mi corta vida, sé que no será sencillo, dejaré todo lo que tengo, mis seres queridos. Pero no me preocupa mucho, tengo presente que no voy a hacer amigos ni a jugar sino a cumplir mis sueños.
Luego que el señor me entregó el paquete, lo guardé en mi monedero –debo cuidarlo bastante– y fui a despertar a mi mamá. Subo los escalones, al estar frente a su puerta, escuchó unas palabras...
《"Por favor cuida a mi hija, no permitas que le hagan daño"》
Decidí no tocar en ese momento, sé que se encuentra orando y no es apropiado interrumpirla. Menos de esa manera.
Bajé a la cocina. Preparar el desayuno de ambas me ayudaría a relajar los nervios y, de paso, distraerme un poco. Justo estaba terminando de hacerlo, cuando Tarilyn entra, me saluda y pregunta:
-Buenos días hija. ¿Desde qué horas estás despierta? –Toma una silla y se acomoda–.
-¡Buenos días mami! –Saludo con alegría–. Coloqué la alarma para las 4 de la madrugada.
-¿Tan temprano? –Pregunta con asombro–.
-¡Sí! –Contesto con gran entusiasmo–.
-Bueno, me alegra verte tan emocionada. –Su boca forma una sonrisa ladeada–.
-Gracias, de verdad, por todo. –Le digo, devolviéndole la sonrisa–.
-Okay, ¿qué cocinas? –Pone su mano sobre su estómago, para indicar que está hambrienta–.
-¡Huevos a la ranchera!
-¡Yummy! Que delicioso. ¿Ya listos? –Pregunta con impaciencia–.
-Claro. ¡A comer se ha dicho! –Respondo, sirviendo en cada plato y ubicándolos en la mesa–.
*Desayuno de madre e hija*
8:15 a.m.
Ya era tarde, recogí mis cosas y salimos. El aeropuerto queda a 32 km de mi casa, pero en auto estaríamos allá como en media hora. Al llegar, me percaté que el lugar no es muy grande debido a la reducida cantidad de personas que viajan o visitan el pueblo y sus cercanías. A través del vidrio pude observar la pista de aterrizaje, me sorprendió mucho, ya que se asemeja a una carretera, sólo que enorme y ancha. Había un avión de tamaño mediano a un lado del pequeño edificio, era de color blanco con líneas azules en los costados y tenía una plataforma para abordarlo. Frente a la entrada, se encontraba una señorita –un tanto mayor que yo– con apariencia de extranjera, vestía el uniforme de la aerolínea y revisaba los boletos, pronto supe que era la aeromoza asignada.
La fila es gigantesca, hay varios que siguen calmados aguardando para subir, pero unos ya se desesperaron. ¡Avanzan extremadamente lento! El simple hecho de observar la paciencia que ella tiene para inspeccionar cada papel, me estresa. Definitivamente no soporto que hagan las cosas muy despacio y con tanto desinterés, ni siquiera necesito acercarme para darme cuenta que no le importa en lo más mínimo. Supongo que trabajar aquí, ha de ser cansado.
Intento concentrarme en mis asuntos, en eso, recuerdo que debo tomar unos minutos para despedirme, abrazarla, expresarle mis sentimientos y gratitud.
~"Tengo suficiente tiempo"~ pensé.
Puesto que la cola todavía sigue igual, no ha caminado ni un poco y dudo que lo haga. Calculando, como en media hora me tocaría pasar.
Así que me giré –deseando que ese instante fuera único e interminable– para poder tenerla de frente y hablarle, aún no proceso bien el hecho de ya no verla otra vez. Siento temor, pues pasaré de estar con ella casi todo el tiempo a visitar –sólo algunos meses– lo que un día fue mi hogar y a la gran mujer, quien me crió, ayudó, enseñó principios, protegió hasta con su vida, etc. Literal, más que una madre, es mi mejor amiga y confidente.
-Bueno, ya es hora. –Dije–.
-Lo sé, –dijo con un aire de tristeza– sabía que este momento llegaría pronto.
-¿En serio? –Pregunté, enarcando una ceja–. ¿Ya habías imaginado esto?
-Sí, Rosaly. –Respondió, desviando la mirada–. Siempre ha sido tu sueño, algún día tendría que hacerse realidad.
-Tienes razón mami. –Digo y toso para llamar su atención–. Es mi mayor anhelo.
-Que te vaya bien hija. –Posando su vista de nuevo en mí–. No olvides que te quiero.
-¡Gracias! Nunca lo olvidaré y tú tampoco lo hagas. –La abrazo, intentando contener las lágrimas–.
Una voz a mis espaldas, me recuerda que debo irme, volteo y me encuentro con la señorita, la cual pregunta si voy a subir o no. Contesto rápidamente que sí, le doy un último beso en la mejilla a mamá, tomo mis maletas y entrego el boleto. Sólo yo faltaba, ¡qué pena! Tardaron menos de lo que creí.
~"¡Wow! Es más grande de lo que imaginé."~ pensé al abordar.
Hay 4 filas de asientos, 2 en el costado derecho y 2 en el izquierdo, sobre ellos unos compartimientos donde se guardan ciertas cosillas no tan pesadas como las maletas; pues éstas se hallan en la parte trasera, en un cuarto especial. En medio, un pequeño corredor que divide ambos lados y arriba unas luces en forma de círculos, para iluminar todo el avión.
Me indicaron que mi asiento es el #26B, me encantó sólo de verlo. Está junto a la ventana, lo cual es maravilloso, ya que no padezco de vértigo y me fascina observar los paisajes hermosos desde un ángulo más elevado. A la par mía, hay una chica de aspecto agradable, tez morena, delgada, cabello liso color negro –hasta los hombros– y alta. Bueno, no puedo asegurarlo, puesto que ya se encontraba sentada cuando la vi, pero parece ser como de mi estatura. Igual lee un libro bastante grueso y está tan sumergida en su mundo, que ni notó cuando me senté a su lado.
Pasaron los primeros minutos luego de despegar y comencé a aburrirme, había olvidado sacar uno de mis libros o juegos de la maleta, para distraerme. Guardé cada uno, con tal de no perder el tiempo libre que tuviera allá, mas no conté con que el viaje fuera muy largo y no hubiera alguien con quien platicar.
Después, viendo por la ventana –entre pensamientos–, recordé que tengo un viejo amigo allá. Su nombre es Maxwell, se mudó hace mucho tiempo, actualmente ya no hablamos y es muy raro que se comunique con alguno de nosotros o con su mamá.
~"¡Podría ir a visitarlo!"~ pensé.
Aunque hace un año, me contó que se fue a vivir con su padre y a él no lo conozco.
~¿Qué pasará si no le agrado? ¿Si Max ya no me recuerda? Tal vez se olvidó de mí...~. Estas inseguridades invadieron todo mi ser. Lo extraño bastante, mas no quiero volver a hacerle daño.
¡Esperen! Viene algo a mi memoria... ¿Qué es?
Por un momento reviví en mi mente, aquel preciso instante en que todo se arruinó... Nuestra relación y amistad.

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The Other Side Of Love
Roman pour AdolescentsUna chica extraña, que aparenta ser común, viajará a París para cumplir su sueño de toda la vida. En su debido tiempo conocerá a un chico que llamará su atención ya que es diferente a los demás. Más rápido de lo que piensan, notarán los dos que no...