Capítulo cuatro.

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—¿Y no se investigó sobre esas personas?— Me preguntó mi nieto, intrigado.

Sí, cuando asumió Alfonsin en 1983, abrió las puertas a las denuncias y fueron juzgadas las cúpulas militares en el Juicio de Las Juntas. Alfonsín propuso el reordenamiento en los sindicatos y la industria nacional estaba herida de muerte, con sectores enteros quebrados y desaparecidos.

Fue una época difícil de transitar, los precios subían todos los días y era muy difícil mantenerse. Por suerte, tu padre que ya estaba bastante grandecito, tenía trabajo y me ayudaba a mantenernos. La suba de precios era desmedida y constante.

Muchos amigos cayeron hacía la pobreza porque la hiperinflación se devoraba los salarios.

Los sábados por la tarde con tu abuela acostumbrábamos a ir al supermercado y comprar para toda la semana. Aunque en ese entonces, intentábamos cuidar los productos, o comprar más de lo normal porque al día siguiente no sabías con lo que te ibas a encontrar.

Uno de esos sábados, tu abuela se rompió el tobillo. Resulta que habíamos elegido un mal día para ir a comprar. Tanta era la necesidad de la gente, que comenzaron una serie de saqueos. Así fue, que cuando ese sábado nos dirigimos a comprar, una multitud arrasó con nosotros. Literalmente, nos pasaron por encima.

La gente estaba angustiada, impotente y buscaba desesperadamente soluciones.

Digamos que la hiperinflación provocó un aumento en la pobreza y terminó por destronar al primer gobierno desde la vuelta de la democracia.

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