Capítulo 9.- ¿Y dónde está mi armadura?

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Después de su regreso a México, el Chapulín Colorado se convierte en un ícono popular dentro de la población, a tal grado de que el mismísimo Chapulín recibe las llaves de la Ciudad de México. Sin embargo, la fiesta duró muy poco tiempo, ya que un enemigo nuevo había aparecido: se trataba del malvado Lucifer.

Cuando el Chapulín Colorado apareció en Iztapalapa para enfrentar al ángel caído, no se encontraba solo, sino que el mismísimo arcángel Gabriel estaba en el lugar para luchar contra Lucifer. El Chapulín Colorado, con su icónica torpeza, se lanza contra Lucifer con sus características armas, pero no fueron suficientes para frenar al ángel oscuro, quien se lanzó con todo contra nuestro héroe mexicano.

Tan fuertes y tan poderosos fueron los ataques del también llamado "portador de luz" que hicieron que la armadura del Chapulín comenzara a sufrir de agrietamientos y comenzó a desfragmentarse; los brutales golpes que recibió el Chapulín terminaron por mandarlo al suelo, inconsciente y sin poder levantarse.

***

Hospital Juárez de México.

Pasa algo de tiempo, hasta que finalmente logra recuperar la consciencia, sólo para percatarse de que estaba en la sala de un hospital, vestido únicamente con una bata blanca. Mayor sería su sorpresa al ver que una figura femenina estaba frente a él.

Roberto: (recobra la conciencia y despierta) ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? ¿Por qué estoy en un hospital? ¡¿Y por qué llevo una bata blanca?! ¡¿QUÉ DEMONIOS ME PASÓ?! (Ve a la chica) ¿Y QUIÉN ERES TÚ?

Dulce: Permíteme presentarme... Mi nombre es Dulce Inventillo, y estoy aquí para supervisar tu recuperación. Según mis informes, ha estado unas 72 horas inconsciente. Descuida, tus heridas no son de gravedad.

Roberto: Lo sospeché desde un principio... (mira directamente al rostro de Dulce) Y ahora que me estoy acordando... ¡Te había visto antes!

Dulce: ¿En serio?

Roberto: Si, palabra. Usted es la chica a la que le robaron su bolsa en aquella ocasión.

Dulce: Espera un momento... Acaso me estás diciendo que...

Roberto: Sí. Soy el Chapulín Colorado (intenta levantarse, pero le cuesta) ¡Auch! ¡Mi espalda!

Dulce: Necesitas recostarte un poco más.

Roberto: Creo que esta vez sí contaré con tu astucia.

Dulce: También necesitas tomar algunos medicamentos para poder calmar el dolor.

Roberto: Se aprovechan de mi nobleza.

***

Una semana después...

Una vez que Roberto fue dado de alta del hospital, Roberto fue llevado a la casa de Dulce, en donde ella quiso presentar a Roberto al padre de Dulce, el Profesor Inventillo, así como al primo de éste, el Doctor Chapatín.

Dulce: Roberto, te presento a mi padre, el Profesor Inventillo.

Profesor Inventillo: Buenos días, Roberto.

Roberto: Igualmente, suegro... digo, Profesor Inventillo.

Profesor Inventillo: Usted debe de ser el paciente al que mi hija tuvo que cuidar.

Roberto: Efectivamente, mi estimado profesor. Esta semana tuve la suerte que convivir con su hija mientras me encontraba convaleciendo. Tal vez no me pude mover del todo, pero esta fue la semana más divertida que tuve desde que yo era un niño. Ahora que lo voy pensando, todavía tengo una duda al respecto: ¿Qué paso con la Armadura del Chapulín?

Doctor Chapatín: Yo sé dónde queda la armadura.

Roberto: ¡Chanfle! ¿Y tú quién eres?

Doctor Chapatín: Soy el Doctor Chapatín, y soy el primo del Profesor Inventillo.

Roberto: Lo sospeché desde un principio. En fin, como dije antes, quiero saber qué pasó con la armadura del Chapulín. Y quiero saber algo al respecto, abuelito.

Doctor Chapatín: ¿Insinúa que estoy viejo?

Roberto: No exactamente... bueno... si. En fin, quisiera saber algo al respecto sobre la armadura del Chapulín, ya que lo necesitaré para el combate.

Doctor Chapatín: Bueno, bueno... Yo me dedico más a la medicina y a resolver algunos problemas del cuerpo humano; no obstante, tengo que aclarar que sé algo sobre las armaduras de los caballeros, y se lo voy a explicar.

Roberto: A ver, explícamelo.

Doctor Chapatín: Las Armaduras son los ropajes que los Caballeros al servicio de cada deidad importante en este Mundo visten con la función de potenciarse en el combate. A las Armaduras también se las conoce con el nombre de "Mantos Sagrados", y cada una de esas armaduras representa a una constelación o a una deidad menor (dependiendo de la cultura a la que uno pertenece) y son consideradas "sacras", porque están hechas de materiales vivos, por lo que tienen algo así como una vida propia, como los animales o un ser humano común, y no solo eso, si no que también pueden evolucionar y lo hacen de acuerdo a los atributos y los materiales que contienen, así como a la habilidad con que también se desarrollan y evolucionan los portadores.

Roberto: Así que las Armaduras tienen vida propia.

Doctor Chapatín: Efectivamente. Por eso mandé a que realizaran análisis de sangre para usarlas en la reparación de la armadura.

Roberto: ¡Chanfle!

Profesor Inventillo: El Doctor Chapatín está en lo correcto. La sangre es vida, y como la armadura también tiene vida, la armadura también necesita sangre humana para poder repararse. De hecho, el Doctor Chapatín y yo estamos trabajando en la reparación de la armadura, y te la entregaremos nuevamente cuando esté lista.

Roberto: ¡Chanfle! ¡Me sorprende que ustedes sepan reparar armaduras! Bueno, tengo otra pregunta: ¿De qué están hechas las Armaduras?

Doctor Chapatín: Buena pregunta, Roberto: Los materiales con los cuales están hechas las Armaduras son: el Polvo Estelar, el Oricalco, el metal más fuerte que existe, y por último el Gammanium, el metal designado de acuerdo a su rango. Difieren en poder, vida, resistencia (y belleza) de acuerdo con el grado de la armadura, ya sean de bronce, de plata o de oro, es decir, las armaduras plateadas soportan más que las armaduras de bronce, por que contienen mas del material Gammanium, pero las armaduras doradas están compuestas casi en su totalidad por este material, y esto las hace las más resistentes de todas, es importante mencionar que una armadura está sujeta a evolucionar y crecer en poder.

Roberto: Vaya, esto está muy interesante. En fin, ya tengo mucha hambre, y me urge comer.

Dulce: Descuida, Roberto, uno de mis robots se encargará de hacer la comida por ti.

Después de una deliciosa cena, Roberto agradece a Dulce y a sus familiares por la cálida recepción que le otorgaron.

Roberto: Bueno, Dulce y yo tenemos que irnos de aquí, porque tenemos cosas más importantes qué hacer.

Doctor Chapatín: Bueno, pero antes de que te vayas, déjame obsequiarte un Jarabe de bisvirruliparangaricutirimicuarodol; también te obsequiaré unas Pastillas de bisvirruliparangaricutirimicuaridolina, o algo así. Por si llegas a sentirte mal otra vez.

Roberto: Una pregunta doctor, ¿Suele tomar esas cosas muy seguido?

Doctor Chapatín: Em...sí... ¡Es que me da cosa!

Los Caballeros del Zodiaco: La Leyenda del Chapulín ColoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora