diecinueve

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Tomás estaba pasando mucho tiempo conmigo, me acompañaba a las clases de tela, íbamos a comer juntos, lo acompañaba a grabar porque él me lo pedía, hacíamos boludeces juntos todo el tiempo hasta hartar a Homer. Nos besamos más, bastante durante el transcurso del día.
Me gustaba estar así con él, casi todo el día juntos y divirtiéndonos. Más porque él ya no estaba triste o tiraba comentarios para tirarse abajo

Entró a mi casa y mi mamá ya se había acostumbrado a verlo por acá, por lo que lo saludo de pasada porque se iba a trabajar y llegaba tarde porque mi hermana tuvo un bardo en el colegio. Tomás saludó a Helina, quien tiene quince y no se llevan muy bien pero la amabilidad y respeto no se le va por más que la odie

— Heli — la llamo, me odia pero no entiendo porque si yo la trato bien y siempre intenté ayudarla en todo. Me mira mal — ¿Querés venir? Vamos a comer por ahí

— No me rompas las pelotas— me da vuelta la cara. En cierto modo me hacía sentir mal Helina, me bardeaba porque si a veces y le decía cosas de mi a mi mamá que eran mentira.

Tomás varías veces, cuando éramos más chicos, solía enojarse con ella porque me trataba realmente mal. Ahora no se compara como antes, no me da mucha bola cuando esta en su mundo

—¿Tu hermana tiene amigos? Yo me cruzo una pendeja así y la cago a piñas si soy mina — me río y niego

— No, creo, no habla conmigo, habla con mi papá. Ya sabías que me odia — cierro la puerta con llave luego de saludarla.

— Son todo lo contrario, parece que las criaron dos par de padres distintos, aunque lo entiendo, te criaste sola — abre su auto y entro. — ¿Cómo trata a tus viejos?

— Bien, a mi me odia nada más — le resto importancia, después de quince años ya me acostumbré.

— No le pego una piña porque es mujer y porque es de tu familia — me río — Porque la cuidas aunque no te preste atención

— Era lo mismo con vos, solo que no me mandabas a cagar ni me hacías maldades. — se calla, mi comentario no era de mala onda, era solo un comentario. Le saqué conversación hasta llegar al lugar que dispusimos antes, pero estaba enojado con la actitud de mi hermana

— Está bien — lo tranquilizo con la voz suave — Es así, es lo que me toca y listo. No puedo hacer algo en contra de eso. Si quiere odiarme, que lo haga, ya no sé como hacer para que no — sigo, hace algunos años me hacía sentir mal que sea así pero terminé acostumbrándome

— Me da bronca, Benin, vos sos un oro y viene esta pendeja de mierda a tratarte así. Me encantaría tenerte de hermana — me río, porque después de todo lo que hicimos, que quiera ser mi hermano es raro. Se percata y también ríe — Si no hubiéramos chapado tanto yo creo que quisiera que seas mi hermana — se corrige, me acomodo en mi silla

—¿Vos querés dar otro paso?— pregunto tanteando con mis palabras, es una duda, quizás le gusta que solo estemos así

— Quiero meditarlo, seguramente si pero no te confíes— sonrío satisfecha. Agarro su mano en la mesa y juego con sus dedos y sus anillos, le saco uno para ponérmelo, me quedaba un poco más grande. Cuando levanto la vista me miraba con el cariño que tanto esperaba que me vea, como miraba a Cazzu

Una lucesita se me prende, de emoción y ganas de abrazarlo por el hecho de quererme simplemente. No es tan habitual que alguien me quiera y haga cosas por mí, antes de él me cuidaba sola y por eso mi vida era más triste.

— No entiendo por qué tus viejos no te quieren como a Helina

———

Je

eternally | c.r.o [COMPLETA☑️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora