Parte sin título 2

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Aquellos ojos oscuros causaban temor con tan solo mirarlos, tenían alguna especie de magia que absorbía el aliento, la habitación se volvió gélida, como si la tormenta que se desataba afuera se hubiese concentrado en su habitación, mientras este ser se arrastraba hacia ella, bajo la cama una especie de niebla violeta se amontonaba; no había escapatoria, acurrucada en la esquina de la habitación apretaba sus brazos contra su pecho intentando protegerse de aquella criatura, el corazón le latía con tanta fuerza que parecía que iba a colapsar en cualquier instante, los ojos abiertos como platos intentaban descubrir alguna ruta de escape, pero sus piernas temblorosas le impedían moverse, estaba como los ciervos cuando son encandilados por los faros de un coche que aparece de forma repentina en la noche.

Ahora la presa era una chica que hace tiempo no podía dormir, quizás intuyendo que aquella escena que ahora estaba viviendo se volvió realidad; la tempestad azotaba la ciudad y el temor azotaba su corazón, lentamente aquella criatura avanzaba entre la oscuridad, tomando formas desconocidas, aquellos que parecían tentáculos con los que se arrastraba revisaban las paredes el piso hasta el ambiente, hasta que en unos segundos este oscuro ser comenzó a incorporarse, aquel ser asustado se apretó mucho más contra la pared y cerro los ojos con mucha fuerza como si eso lograría borrar lo que en ese instante estaba pasando en su habitación, mientras con apenas susurros rezaba a no se que deidades en las que no creía, intentando de algún modo escapar de esa pesadilla, mientras oraba escucho un estruendo ensordecedor y en un parpadeo se hizo la luz en toda la habitación, entonces miro a su alrededor, la oscuridad se fue, y con ella se llevo a ese ser que intentaba acercarse y que le causo tanto temor; cuando bajo la vista, un charco amarillento se esparcía entre sus pies, aquel liquido caliente se derramo por el piso creando una mancha irregular, sintió como de a poco la calma le volvía, un sudor frio le caía por su frente, a pesar de que la luz inundaba su habitación tenia miedo de moverse, recorrido con la vista otra vez cada rincón de su habitación, no había rastro alguno de esa sombra, a pesar del miedo abrió las persianas y miro a través del cristal de la ventana, una huellas se dibujaban en ella, entonces entendió que todo aquello no era un sueño, y que aquella criatura quizás se había escapado por la ventana.

Aquella noche a pesar de que el peligra había pasado, se sentó en la esquina apretándose contra la pared y clavo la vista bajo su cama, entonces los siguientes días aquel sitio fue su cama, y todas las noches se sentaba en aquel rincón y con las luces encendidas, a pesar de la incomodidad y del insomnio permanecía en aquel sitio como si se tratara de una fortaleza, toda la noche pronunciaba la misma oración que le había devuelto la luz aquella noche de tormenta donde aquella entidad que salió bajo su cama intento acercarse.

Un monstruo bajo mi camaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora