Parte sin título 3

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Paso una semana relativamente tranquila, aunque las noches se volvían algo complicadas, mas que nada porque el insomnio había vuelto, apenas unos minutos antes del amanecer sus ojos se cerraban para luego descubrir que el sol se colaba entre las persianas, pero algo le perturbaba mas que la falta de sueño, unas marcas en sus brazos se dibujaban como líneas finas, como si unos raspones dibujaran formas simétricas pero no identificables, no sabia como llegaron a sus brazos, a sus piernas y en un par de ocasiones a sus mejillas, puesto que casi no dormía, era muy consciente de lo que hacia en esos momentos en que la pasaba despierta.

La oscuridad le inquietaba mucho, así que durante aquella semana decidido hacerse de una provisión de velas, a pesar de que el fluido eléctrico era normal, pasada ya aquella semana las marcas sobre su piel se hicieron más comunes, no sabia que hacer ni como ocultarlas, así que casi siempre utilizaba ropa mas grande de lo que antes vestía, mientras esto sucedía, también el clima empezó a cambiar, era muy extraño que en pleno verano las nubes se acumularan todas las tardes, en especial al ocaso amenazando con llevar otra tormenta a la ciudad, y eso le aterraba, porque sabia que en aquel clima, la oscuridad reinaba y nuevamente aquella criatura volvería.

Y lo que temía tanto sucedió, después de doce días la tarde que parecía soleada se pinto de color purpura ya para el ocaso, de a poco una fría brisa acariciaba el rostro de los transeúntes y las lámparas de la ciudad se encendían temprano, la gente transitaba con rapidez para resguardarse del aluvión que estaba a punto de caer.

Entonces regreso pronto a su habitación cuando los primeros relámpagos se habrían paso entre el oscuro firmamento, como una cúpula gigantesca las nubes cargadas de lluvia se agruparon sobre la ciudad, por lo visto la tormenta que se avecinaba seria tan fuerte que de seguro se cortaría el suministro eléctrico, por lo que le alivio mucho el tener tantas velas y cirios que serian su refugio cuando la oscuridad cubriera todo, y así sucedió, la tormenta cayo con mucha fuerza sobre la ciudad, los relámpagos hacían retumbar los ventanales, algunos incluso movían las paredes o las estructuras, y de pronto la ciudad se quedó en las tinieblas.

Antes de que llegue la oscuridad encendió cada una de las velas y cirios procurando no quedarse sin luz, por lo que en ningún momento estaría sola entre la negrura y el ruido ensordecedor de la tormenta, así que cuando el suministro eléctrico se fue, ella aun estaba a salvo, se acurruco en la cama, se envolvió con las mantas y apretó sus manos , como intentado darse valor en medio del caos de la tormenta, pero algo que no esperaba sucedió, escucho como un ruido ensordecedor golpeaba su habitación, mientras un destello de luz le cegaba la vista por unos segundos, cuando se dio cuenta el cristal de su ventana se había quebrado y el viento se colaba por aquel agujero.

Desesperada intento correr hacia la ventana intentando tapar aquel desastre que causo el relámpago, pero mientras se acercaba al ventanal, no se había dado cuenta que el piso estaba llena de cristales rotos, sus pies se lastimaron con cortes que dejaron huellas sobre el piso, mientras el viento apagaba cada uno de las velas como si una mano invisible lo hiciera, no sabia que atender primero, si sus heridas o el agujero por donde el viento se colaba para apagar las velas, pero algo le perturbo, sintió como la piel se le erizaba y apenas noto como una mancha negra se abría paso lentamente entre las persianas.

Un monstruo bajo mi camaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora