¡Cuanta razón tenía Canuto!

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Agradeció a Merlín que sus dedos ágiles desprendieran la camisa de Gryffindor con rapidez, estaba desesperada porque él tocara su piel, la acarició por sobre el encaje de sostén negro, pero quería mucho más que una caricia. Quería más de él.

—¿Qué haces con tanta ropa, cariño?— se sorprendió que le fuera tan sencillo desvestirlo, considerando que sus rodillas y sus manos temblaban como si fuera la primera vez, deslizó su mano por sobre el bóxer, donde ya se marcaba una erección.

—¿Salteamos los juegos?— negó con la cabeza, mientras se arrodillaba frente a él.

—Eso jamás— lo tomó con su boca, cada parte de James le pertenecía y ella era feliz usando, recorriendo y probando cada parte de él. La humedad entre sus piernas ya era innegable.

—Ven preciosa, no aguantaré mucho si sigues así— se levantó justo para que James la empujara contra la pared, no importaba estar un pasillo de Hogwarts, o que algún profesor estuviese recorriendo el colegio por la noche, nada existía salvo James, sus manos y el beso que le estaba dando. Lo rodeó con sus piernas, con James sosteniéndola por los muslos, justo antes de recibirlo en su interior. Encajaban como piezas de rompecabezas, y volvían a encajar una y otra vez, estocada tras estocada.

—James, por favor— ese incomparable calor comenzaba a agolparse en su vientre, estaba a un segundo de llegar al punto máximo.

—Oh, Lily.

Lily. Lily. Lily.

—¡LILY!— se cayó de la cama con las sacudidas de Marlene— Niña tienes el sueño más pesado que el humor de Snape.

—Sabes que no me agradan los chistes sobre él— bufó, quitándose el pelo revuelto de la cara— ¿Por qué me has despertado?—estaba ofuscada, justo en el mejor momento, y sabía que la humedad en sus bragas era muy real.

—Porque, querida Lilian, tenemos clases y no creo que a Binns considere tus sueños húmedos con James como justificación para llegar tarde— Lily se sonrojó— Oh vamos, somos amigas y conozco esos soniditos que has estado haciendo por la noche, al principio creí que serían pesadillas pero dudo mucho que esos James fueran algo malo— imitó el sonido, estirando el James y ronroneándolo.

—¡No te burles! Ha sido tu culpa, tuya y de esos libros que lees— le dio una patada a una de las novelas de Marlene, una novela romántica bastante explícita.

—Los libros no te escogen a ti, tú escoges al libro, y a ti te han estado gustado muchos esos libros— Dorcas soltó una risita.

—A quien no le gustarían, lo que no entiendo es porque los dejas en sueños— Lily la miró confundida. —Lily sales con el chico más guapo del colegio ¿qué haces conformándote con sueños estúpidos? ¡Hazlo con él! James debe ser asombroso.

—Por no mencionar que los merodeadores son geniales con las vírgenes— Dorcas y Lily compartieron una expresión de extrañeza— Desflore mi florecita con Sirius en cuarto curso, ¿Lo olvidan? James y Sirius son uña y mugre, si uno es bueno, el otro también, creo que si lo haces con los dos se correrían al mismo tiempo.

—El funcionamiento de tu mente me perturba— Marlene se encogió de hombros.

—Pues no soy yo la que anda toqueteándose con tal de no tener cositas sucias con su novio.

—¡Yo si tengo cositas con James!— Marlene rió.

—Lily, te he visto besarlo, le temes. Si fuera tu inseguridad te apoyaría, pero te estás muriendo por tener algo con él y lo único que te detiene es tu cobardía. James te venera, podrías tener un tercer pezón y aún así te consideraría la mujer más bella del mundo.

—¿En serio lo crees?— se pasó el cabello pelirrojo detrás de las orejas, había estado esquivando a James toda la semana, sus sueños la confundían, no sabía cómo pararse frente a él que sería el mismo de siempre mientras algo en ella había cambiado. —No estaría mal que él y yo... quiero decir, él nunca ha intentado...

—James esperó cuatro años para que le dejes tomar tu mano, ¡Por supuesto que no va a intentar nada! Sirius dice que tiene miedo que rompas con él, no cree ser suficiente para ti, ¿no has notado que hasta presta atención en historia de la magia? Se está matando para merecerte— Marlene hizo las comillas con los dedos. Lily sintió un hueco en el pecho y mariposas en el estomago, aquello la entristecía y la enternecía a partes iguales.

—¿Y cómo debo hacer para que dé el primer paso?— la rubia bufó de manera poco femenina, y murmuró una palabrota antes de continuar.

—¡Es el siglo veinte muchacha! Ve a por él y dale algo para que te recuerde.

Las tres se quedaron en silencio, justo antes de largarse a reír.

***

—¡Te lo digo canuto, ya no le gusto!— James movía las manos en todas las direcciones, para intentar que el resto de los merodeadores notaran lo grave que era el asunto— apenas me habla ¿crees que vaya a dejarme? Vi al idiota de Hufflepuff pedirle sus apuntes de pociones, ¡Va a invitarla a salir! Me la perderé porque soy un...—Sirius rodó los ojos, antes de señalar detrás de él.

—Hola cuñadita, esa falda hace que tu trasero se vea genial— Lily sonrió, en idioma Sirius aquello intentaba ser un saludo cariñoso. Aunque usualmente solían avergonzarla. Pero no hoy, ya no era una niña y debía dejar de comportarse como tal.

—Hola a ti también— James parecía a punto de comenzar a tartamudear— ¿Podemos hablar, James...a solas?— Sirius sonrió de lado, mientras Remus le daba un codazo a Peter para que entendiera la indirecta, aunque James sabía que se quedarían parados a pocos metros para enterarse todo lo que pasara. Lily lo recorrió con la mirada, pensando en si sus sueños le harían justicia.

—¿Sucede algo?— preguntó extrañado al sentir la intensa mirada esmeralda.

—Nada en especial, ¿De qué sirve salir con el chico más atractivo de Hogwarts si no puedo admirarte un poco?— Casi se da una palmadita en el hombro así misma al ver las cejas alzarse y los labios elevarse en una pequeña sonrisa arrogante.

—Luego no te quejes si voy de creído— Lily sintió su corazón acelerarse cuando James apoyó la mano en su cintura, parecía que su piel tenía memoria táctil de los sueños porque había un magnetismo insoportable.

—Tienes con qué— Acortó la distancia y lo besó.

James se quedó estático por unos segundos, ella nunca comenzaba, su pequeña pelirroja solía dejarse llevar, pero nunca había tomado la iniciativa de esa manera y nunca lo había besado así. Aún con sus labios inexpertos estaba dándole el mejor beso que él recordase, la aprisionó contra la pared, comenzando a juguetear despacio con su lengua, sin intimidarla.

—¿Se ha despertado la leoncita?— murmuró con voz ronca contra sus labios.

—Solo quería darte una prueba de que no voy a dejarte nunca— volvió a besarlo, los vívidos sueños se reproducían en cámara lenta en su cerebro, aún más al sentir la pared contra su espalda y los labios de James sobre su boca. —Debo ir a clases, ¿nos vemos en la sala común?— James asintió algo atontado, sin dejar de mirar los labios rosado por la fricción.

—¿Es mi cumpleaños y no me enteré?— Lily rió, antes de darle otro beso y separarse.

—No necesito una razón para consentir a mi novio.

James se sentía mareado, el movimiento suave de la falda de Lily al marcharse no ayudaba (¡Maldita sea, cuánta razón tenía canuto con esas curvas!).

De como James y Lily tuvieron sexo por primera vez. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora