Capítulo II : «Noel»
Naranja.
Te habías quedado en eso llamado "shock", si, era una buena forma de denominarlo. Estabas estática, con la boca entreabierta y los ojos muy abiertos dirigidos solo a aquel individuo. Aquel que te miraba de forma similar, negando una y otra vez con la cabeza sin despegar aquellos iris dorados de ti.
A pesar de tener muchos más centímetros de los que recordabas, a pesar de tener ahora una especie de destellos anaranjados en sus orbes, a pesar de... Tanto tiempo. Era igual.
Lo notabas.
Tenía rodeándolo un ambiente distinto, él mismo era diferente pero, sin ninguna duda, era él.
Y ciertamente no lo tragabas. No lo asimilas.
Y no es como si fuese imposible, aunque, en realidad, nunca se cruzó por tu cabeza que algún conocido tuyo lograse caer allí. Nunca, ni en tus más bonitos sueños. Pero, ¿ahora?
¿Ahora qué? Lo tenías frente a ti. Después de tantas cosas por las que habíais pasado, que habías causado, después de tanto daño y tantas decepciones. Después de que tú misma eligieses a otra familia que a él... Si, ¿cómo se puede reaccionar a eso? Es surrealista.Pero ante nada, ¿sabes cuál la gracia de esto? Que aún tenías las agallas de ilusionarte con un abrazo. Lo necesitabas.
E irónicamente, lo conseguiste.
Aquel individuo que llevabas sin ver casi siete años, aquel con el que pasaste de los momentos más felices de tu infancia, aquel con quien te despediste a gritos, y aquel que te espetó las tres verdades a la cara antes de huir, lo hacía. Te estaba abrazando. Así, inentendible.
Él siempre ha sido un idiota.
Noe: No... No te has desvanecido... Lo siento. Realmente, agh, estoy tocando a alguien, ¿verdad? — Vaya, originales palabras para un reencuentro, si es que solo podía ser él. Esbozas una sonrisa.
Chara: ¿Qué clase de pregunta es esa? — No correspondías, pero tampoco te apartaste. De igual forma, tu voz pareció ser más que suficiente para hacerle reír.
Noe: ¡AY DIOSITO! ¡REALMENTE ESTOY ABRAZÁNDOTE! ¡DIOS MÍO! ¡AAAAHHH! — Te estrujó con fuerza entre sus brazos, riendo frenéticamente, para ti sin ninguna lógica y aún así logró contagiartela.
Chara: ¡Hah! ¡¿Quéh cojohneh?! ¡¿Vas a matarme nada más encontrarme?! — Según fuiste hablando él fue cesando el agarre, mirándote directamente. Tenías una pequeña sonrisa en tu boca, pero no fue eso lo que llamó su atención. De hecho, su mueca se desfiguró más bien a terror, se empalideció de la nada y fue retrocediendo poco a poco, provocando en tí, una alzadura de ceja. — ¿Qué pasa? Pareciera que acabases de ver a un--
Ozzu: Muerto... ¿He muerto? ¡DIOS MÍO, CLARO QUE LO HE HECHO! ¡ESTÁS AQUÍ, ESTOY AQUÍ! ¡ME CAÍ POR LAS MARILOLAS DE LAS FLORES! ¡DIOS! ¡PUTAS FLORES DE LOS COJOOOOOOOOOONEEEES! — Se volteó, caminado con la vista en el techo. — ¡MADRE MÍA NO VEO NADA! ¡ESTOY EN EL PUTO INFIERNO, CABRON! ¡MIEEEEEERDAAAAA! — Entrecerraste los ojos incrédula ante tanta gilipollez junta, tocando el hombro del chico en un intento de calmarlo.
Chara: Noe, coño, deja las drogas, me das vergüena ajena. — Volteó a mirarte de nuevo, con los ojos lagrimosos y los moquillos. — Tío, ¿en serio? ¿Estás llorando?
Noe: ¡Es que tú no lo entiendes! ¡Hoy tocaba natillas con galletas de Niaaa! ¡¡¡Mi ración se la va a zampar esa guarraaaaa!!! ¡¿¡POR QUE ELEGISTE HOOOOY!?! ¡NO QUIERO COMER PIEDRAS NI BAÑARME EN LAVA! ¡NO ME GUSTA EL AGUA CALIENTEE! — Ya no sabías si reír o llorar de la poca fe que te quedaba en tu raza.
ESTÁS LEYENDO
¿Y si...? Undertale Fanfic
RomansaY si... nada de eso hubiese pasado? Dejame explicarte una historia, un tanto interesante. Chara Araise desapareció repentinamente en la navidad de sus diez años, siendo una gran pérdida a nivel internacional. Era una niña, pero, no una simple o cual...