El hombre de dorados cabellos subitamente se sintió sólo , sólo como nunca había estado, pues no vio su compañera, bajo la espesa niebla no conseguía ver nada a más de un metro; pero en ese momento grito su nombre varias veces, el eco de su propia voz rompía su corazón. Oyó la risa de su mujer y se sintió mejor, así corriendo monte atraviesa mientras la seguía al final la Encontró sentada en una roca, cerca del claro.
-Qué te ocurre Amor? Te sigues asustando cuando no me ves!!! Dijo entonces, mientras miraba a los ojos con gran ternura.
En ese momento el hombre recordó todo lo vivido, tantos años antes en un banco de piedra en aquel verano y sitió exactamente lo mismo, una epifania un momento que cambió todo y volvió a sentir la Luz de los esos ojos que tanto amaba.
-Me has asustado pero bien!!! Dijo el hombre entré aliviado y risueño. Aún se removia incómodo y jaleaba por la carrera.
La niebla empezaba a aclararse, dejando aparecer un sol qué hizo brillar el pelo de ambos y aquel viejo silbato. Cómo tantas otras veces en aquellos años...
ESTÁS LEYENDO
El banco del niño y la niña
General FictionEste es un conjunto de relatos con una diferencia, posee dos principios y muchas más sorpresas. Explora diferentes perspectivas de los hechos, manteniendo una estructura dinámica y ágil, basada en un concepto abierto en el que prima el contenido...