Serendípia

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Owen, se levantó sin ganas un día más, su vida había cambiado mucho ultimamente, sus tios habían tenido hace algunos, años una preciosa niña de nombre Cayetana, la cual era tan sociable cómo la su Tía, aunque un poco más cotilla. Sus sueños, que decir ahí seguían, recordándole que su querida amiga de la infancia ya no estaba, la recordaba a través de estos y fue a través de estos cómo adquirió cómo adquirió una gran madurez. Cuando se levantó, se puso por el cuello aquel viejo silbato qué tantos años antes Marta le había regalado. Con su uno noventa de estatura se veia pequeño, pero se había convertido en un valioso amuleto.
— Owen!!! Owen!!! Gritó la aguda voz de la niña.
— Qué pasó,  Tana? Ya te dije que no me despertaras ayer tuve partido!! Señalo este llendo por el pasillo tras  la aguda voz. Fue entonces que vio que tenia su teléfono movil en la mano y corrió tras ella, tropezando y cayendo en el proceso.
— Owen, tiene novia!!! Owen tiene novia!!! Cantureaba la niña y mostrando una foto suya con Helena su ligue del instituto. Con la cual llevaba saliendo un tiempo.
— Ven aquí!!!  Enana!!!  Se enfadó  este, mientras se levantaba. Owen le quito el movil a su prima y comprobo mecanicamente los mensajes.
Así bajo a la Cocina para darse cuenta de que llegaba muy justo, había quedado con Alvaro dentro de media hora. Desayuno a toda prisa con Tana se despidió de esta,  ya que los tios se habían ido ya a trabajar y se fue corriendo calle arriva, donde su amigo skate en mano, le esperaba para darle las novedades de su grupo de amigos.
Entonces la vió y todo se paro, se quedo mudo, paralizado, su cabello blanco seguía brillando y...
— Owen!! Owen? Estás bien, tio? Joder en serio... Qué te pasa? Interrumpió su amigo muy alarmado.
— Acabo de ver.... No... No puede ser... Los ojos de Owen se llenaron de lágrimas...
En ese ella que salía de una tienda con una chica morena, soltó las bolsas y se llevó la mano a la boca en señal de asombro.
— Owen? Eres tu? Dudó Marta, con una dulce y melodiosa voz.
Este miro sus ojos violetas mudo, entonces, preso de un impulso nacido de dentro, de tanta añoranza; la abrazó y ella a él ante la estupefacta mirada de ambos amigos, los cuales no alcanzaban a comprender que diablos estaba pasando. Entonces Owen miró  a Marta y vio que de su bolso colgaba un cochecito verde.
En ese momento mil sentimientos aparecieron en Owen y recordó, recordó todo lo vivido y lo soñado, su mente fluyo y en ese todo cobró sentido...

El banco del niño y la niñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora