Epifania

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El hombre de rubios cabellos volvia a estar en aquella habitación, esta vez sentado en una butaca mientras observaba enbelesado a la mujer, que tocaba el violín con los ojos cerrados, aquella imagen parecía traer recuerdos al hombre de una fiesta de navidad, entonces se miro el tobillo y sonrió la cicatriz también estaba, todo seguía siendo muy real...
Se despertó en algún momento de la tarde y cómo si de un tesoro se tratase, acaricio el silbato que le colgaba del cuello. Todo había cambiado, ella había vuelto contra todo pronostico y eso le había devuelto la paz. Aunque también había traído algún que otro problema por qué por mucho que lo intentaba no podía quitarse de la cabeza a Marta, su Marta... El radiante sol de mayo presagiaba un verano caluroso y Tana inrumpio en la salita visiblemente divertida.
- Has visto a Marta y no me has contado nada?! Eres lo peor!!
- Cómo te has enterado? Dijo Owen enrojeciendo violentamente.
- Todo el mundo lo sabe ya!! Qué vas a hacer con helena? Eh? A sus 8 años Tana ya era una cotilla enorme y era de sobras conocido su odio a Helena, a la cual le hacia todo tipo de travesuras siempre que podia, ayudada de sus dos amigas.
- Yo también la he visto y es una princesa, dijo entonces Tana con admiración.
- Ya.. Bueno... Vamos a cambiar de tema... Otra pensó Owen su Amigo Alvaro se había pasado la tarde intentando convencerle qué tuviera una cita con Marta y el nervioso no había podido negar la mayor, Marta le gustaba y no hacía más que preguntarse que debía hacer si continuar con Helena su ligue del instituto o probar con Marta, su amiga de la infancia y luego estaban los sueños, estaba seguro de que eran ellos...
-Owen? Owen!!! Estás pensando en ella!!! Cantureo Tana mientras le tiraba un cojín y le sacó de su reflexión.
- Vale ya, enana, te vas a enterar !!! Dijo este y entre risas echo a correr tras esta que también reía.
Así llego la noche y cuando llego a su habitación, sintió que le faltaba algo, su silbato, desesperado cómo nunca antes levantó la habitación, hasta qué Tana con una sonrisa se lo entregó.
- Te lo olvidaste en el Baño, es de ella no? Eso me contó Mama y nunca te lo quitas, reflexiono la niña.
Y se fue a su habitación sin saber el impacto que causaria esta situación en Owen, ya que tras ponerse otra vez su Amuleto cuando quiso darse cuenta estaba llamando a Marta...

El banco del niño y la niñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora