CAP 13

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Empezó a amanecer, la luz se metía por debajo de las persianas, haciendo rallas de luz por toda la habitación.

Una de las rallas daba justo en la cara del pequeño. Empezó a hacer muecas hasta acabar en sollozos.

Lo cogí y me lo puse encima, me tumbé en mi cama y los dos nos dormimos.

Pasaron unas cuantas horas, cuando noté que el bebé se ponía de rodillas encima de mí y empezaba a trepar hasta mi cara.

Se sentó en mi cara y metió sus diminutas manos en mi boca, palpando todos mis dientes y casi arrancandome un colmillo.

Le cogí las manos y las besé, el se echó a reír, era una carcajada de esas que te alegran el día. Lo volví a hacer, y volvió a reírse.

Mamá: ¿Os lo estais pasando bien?–dijo riéndose.

Estaba tan concentrado con Kirishima que no me di cuenta que mi madre había entrado.

Bakugo: Es tierno...

Mamá: Lo es, pero tiene que comerse la papilla que le he hecho.

Lo cogí en brazos y bajé a la cocina, lo senté en la silla para bebés y le di su papilla. Se la estaba comiendo demasiado bien, nada de tirarlo por fuera ni escupir.

Mamá: Llegas a ser tú y ya has tirado el plato al suelo...

No me acuerdo de esa época, pero seguro era un niño difícil.

Mamá: ¿Está rico, bebé?

Bakugo: ¿Ya te has encariñado?

Mamá: Tu también Katsuki...

Bakugo: No es verdad.

Mamá: Te he espiado esta noche, no has dormido nada, y después estabas dándole besos, ¿crees que soy tonta?

Bakugo: Ugh...

Mamá: ¡Tengo razón!

Kirishima se terminó la papilla. Mi madre me mandó a la cama, era verdad que no había dormido nada, solo una media hora.

Habían pasado unas cuantas horas, cuando desde la cocina mi madre me llamó a gritos.

Mamá: ¡Katsuki corre!

Salí corriendo de mi habitación, me caí por las escaleras y los ví a los dos en el salón.

Mamá: ¡Katsuki mira!

Kirishima estaba caminando, no perfecto, a veces se caía, pero lo hacía.

Mamá: Llámalo, a ver si va.

Bakugo: Kiri~... Ven pequeño~...

Kirishima se giró y me miró, soltó una pequeña risa y vino hacia mi. Cuando estaba a punto de llegar se dejó caer encima de mi, lo cogí por el pecho y lo abracé.

Bakugo: Muy bien Kiri...

Mamá: ¡Soy la mejor Sensei!

Kirishima giró la cabeza hacia mi madre y le dedicó una de sus sonrisas más tiernas, de esas que me dejaban sin palabras, de esas que las veía y me enamoraba, de esas que son inolvidables.

Mamá: ¡Oh por Dios!

Mi madre se acercó y cogió al pequeño en brazos, éste empezó a reírse en carcajadas, era un momento demasiado bonito.

Después de un rato, subí a Kirishima a mi habitación, era la hora de la siesta. Lo dejé durmiendo, cuando tocaron la puerta. Mi madre fué a abrir.

•~★Solo por tí★~•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora