Capítulo 5 ~ Vuelta a Londres.

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Carolina Martin.

Estábamos un poco cansadas así que decidimos ir a casa a pasar la noche en vez de al hospital. Entramos en casa, nos pusimos el pijama y nos metimos en la cama. Dormíamos en literas, yo en la de arriba, siempre nos había gustado compartir habitación.

- Carol.-me llamó desde abajo.

- ¿Qué? –pregunté.

- ¿Estás bien? –me incorporé para mirarla. Asentí con la cabeza.

- Claro, no te preocupes.

- ¿Segura? –Asentí de nuevo.- Lo siento.-dijo antes de que me tumbara de nuevo.

- ¿Por?

- He sido un poco egoísta, no teníamos que haber ido a cenar con ellos y más estando su novia, tenía que haber pensado que no estarías cómoda en vez de pensar en mí, en que solo quería pasar un rato más con mis ídolos.

- No digas tonterías.-bajé a su cama y la abracé.- Yo creo que lo hemos pasado bien, ¿no?

- Yo al menos sí, son increíbles, los cinco.-dijo sonriendo.

- Pues ya está.-la besé la mejilla.- Y ahora vamos a dormir.

Subí de nuevo a mi cama y me tumbé de nuevo. Me dormí pensando como no en todos ellos, y en él especialmente.

Durante la semana siguiente, mi madre empezó a empeorar por momentos, demasiado rápido, hasta que al final llegó el momento de decirla adiós para siempre. Estaba yo con ella en la habitación, me contaba cosas de mi niñez cuando ocurrió. Me hablaba de las veces que mi abuelo materno me llevaba al centro de Madrid de pequeña y yo me pasaba la mañana entera mirando los libros del Corte Inglés, y que cada vez que me compraba uno, me lo leía antes de llegar a casa. Lo contaba con una gran sonrisa en su cara, pero con un poco de dificultad en la respiración. Sabía que el momento estaba llegando y aunque intentaba sonreírla, las lágrimas se estaban acumulando en mis ojos, querían salir, ellas también sabían que estaba a punto de perder a una de las personas más importantes de mi vida. Y de pronto, cuando terminó de hablar, me pidió que me acercara. “Estoy muy orgullosa de ti, cariño. Lucha siempre por tus sueños, recuérdalo.” Me dijo casi en un susurro y después de respirar profundamente noté que su mano había dejado de apretar la mía, había perdido fuerza. No pude contener más las lágrimas y salí corriendo a avisar a algún médico o enfermera que estuviera por el pasillo pero a los únicos que encontré fue a mi padre y a mi hermana volviendo de la cafetería. Con mi mirada en seguida entendieron lo que había pasado, mi padre si consiguió un médico pero ya era tarde. No había marcha atrás.

(…)

Había pasado un mes de la muerte de mi madre, era principios de octubre y estaba de nuevo en el aeropuerto. Había hablado con la universidad y debido a la enfermedad de mi madre, me habían permitido terminar el semestre que dejé a medias a partir de octubre. Mi padre y mi hermana habían venido a despedirme.

- Recuerda que en dos semanas tu primo va para allá.-dijo mi padre.

- Lo sé, iré a buscarle y esas cosas, no te preocupes.-contesté.

- ¿Seguro que estarás bien? –preguntó mi hermana.

- Que sí, sé cuidarme sola.-sonreí levemente.- Espero que vengáis a visitarme en cuanto podáis, eh.

- Claro, tengo ganas de ver Londres.-dijo Bea alegre.

- Cuidaros, ¿vale? –les dije abrazándoles.

- Te quiero.-

- Y yo a ti, papá.-besé su mejilla.- Y a ti también, enana.

- Sabes que odio que me llames así.-refunfuñó.

- Por eso lo hago.-le saqué la lengua.- Tengo que irme.-los abracé por última vez y entré a facturar las maletas.

Me senté en una de las sillas que había por allí, aún quedaba una hora para que saliera el vuelo y saqué el móvil del bolsillo.

- Hola rubia.-dijo al otro lado del teléfono.

- ¿Cómo estás Rizos? –pregunté.

- Perfectamente, y dime, ¿a qué debo su llamada señorita? –me hizo sonreír.

- Bueno, te prometí que te llamaría para que fueras a recogerme al aeropuerto si volvía algún día.-dije.

- Estás bromeando, ¿verdad?

- En absoluto, sobre las dos de la tarde estaré allí.

- Y yo esperándote en la puerta para irnos a comer por ahí.-dijo.

- Entonces en un rato nos vemos.-

- Hasta luego. Buen vuelo, Rubia.

- Adiós, Rizos.-y guardé de nuevo el teléfono.

Pasé el resto de la hora leyendo un rato y subí al avión en cuanto nos llamaron por megafonía. Me senté en mi asiento, por suerte, en la ventanilla, saqué el ipod del bolso y puse música. El cd de Joe Jonas. “Fastl life”. Fui pensando en todo lo que había ocurrido, había sido un mes duro, acostumbrarse a no ver a mi madre había sido demasiado difícil de hecho, no creo que aún me haya acostumbrado incluso me parece que cuando vuelva a casa va a estar allí esperándome.

Sonreí cuando escuché que estábamos a punto de aterrizar y recordé a los chicos, los volvería a ver, aunque en este mes hemos estado un poco más en contacto, sobre todo con Harry y con Niall, y sobre todo quería volver a ver a mis amigas, a mis queridas chicas.

Bajé del avión y recogí mis maletas, bastante grandes, por que volvía a traerme de nuevo la mayor parte de mi ropa. Miré por una de las cristaleras del aeropuerto y volví a ver el cielo gris de Londres, cerré los ojos y solté un suspiro antes de dirigirme hacia la puerta y encontrarme con el ricitos de ojos verdes esperándome con una de sus adorables sonrisas.

Here We Go Again (L.T.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora