casa

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La estela me recibe con los brazos en alto.
Está cerca.
El final llega.
La luz en mis brazos aminora.
Sólo somos mortales.
!mira su alma! !es un caído¡
Las alas rotas alcanzan el piso.
"Bienvenido a casa"
La luz me ciega.
Sólo somos mortales.
Respira profundo
La lluvia de mis ojos suelta su llanto.
Me mira y lo veo, el universo se expande ante mi.
Él también tiene alas pero no es un caído
Bienvenido a casa, repite.
El cuerpo me quema y me entume la piel, me desgarra el corazón, mi alma resplandece como mil soles.
Mis alas ahora son igual de grandes que él.
Su pureza me ataca en el pecho.
Cierro mis ojos y sonrío, estoy en casa ahora.

Escritos del ayer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora