El miedo comenzó a seguirme a todas partes.
Dentro de ese lugar.
Todo era frío.
Me culparon por un asesinato que no cometí.
Y fue en el peor momento.
Por que se avecinaba una guerra.
Y la hubo.
Las balas y sangre estaban presentes cada día, cada noche.
Cientos de mujeres en peligro.
Y cientos de cuerpos perdidos.
Y la guerra....
Ni siquiera la entendía.
Teníamos instrucciones, cada mañana debíamos escondernos.
-A los pozos ¡Ahora!
Eran pequeños justo para apenas un cuerpo.
Incluso a veces sentía que me perdía en ellos, la falta de comida me dejaba ver mi cuerpo marcado por los huesos.
No era vida.
Todos los pozos estaban cerca.
Y la regla era no hacer ruido.
Cada día eran hombres diferentes.
Y cada día veía a mas mujeres morir.
Había una mujer, justo al lado de mi pozo.
Nos descubrieron.
La vieron y le dispararon muchas veces.
Venían por mi.
Era mi fin.
Pero tenía família.
Debía dar todo de mi para verlos al menos una vez.
Mire su cuerpo ensangrentado y lo hice.
Manche mi ropa y cara con su sangre.
Fingi que morí.
El hombre se acercó a revisar.
Y me mantuve con los ojos abiertos mirando a la nada, como si en verdad lo estuviera.
No sé cuanto tiempo estuve ahí.
¿Qué querían de nosotras?
Segundos después se fue.
Se fueron.
Y la mujer a lado mio yacía sin vida.
Y yo me sentía así.
Tomé su cuerpo y lo arrastre lejos.
Ese día la enterré, no la conocía.
Pero no merecía morir así, ninguna de las otras.
Rogue a los Dioses, al universo a alguien me escuchará.
Pero nadie lo hizo.
No sé cuantas otras veces fingi mi muerte.
A veces no recuerdo muchas cosas.
Todas teníamos miedo.
Esperabamos el final.
Estaba mal.
Pero aún así lo soporte.
En las noches, no había silencio.
Los llantos se hacían presentes, el dolor, se entregaban a él sin objeción.
Teníamos agua, algunas veces comida.
Pero aún así no logro entender como pude sobrevivir tanto tiempo.
Muchas no pudieron, no lograban.
Se quitaban la vida.
Más entierros.
Las balas que me dejaron cicatrices.
El miedo, aprendí a vivir con él.
Cada que quería rendirme pensaba en esos ojos iguales a los míos.
Mi hijo debía estar esperando por mi...lejos.
Tenía que hacerlo por él, mi sangre.
Los hombres, se divertían con nuestros gritos, las lágrimas.
Te lastimaban el cuerpo.
Te rompían.
Te quebraban.
Te dejaban vacía.
No quería más esto.
No lo merecemos.
En los días de lluvia podías limpiar un poco tu cuerpo, y lo que quedaba de tu alma.
La ropa no podría abrigarte del frío.
Otras murieron de enfermedades.
Estaba enloqueciendo, no sabía cuántos días habían pasado, cuando era noche y cuando día.
Sangraba todos los días, todas nosotras.
Después, hubo un milagro, eso quiero creer.
Llegaron a salvarnos.
Esperanza.
De miles de mujeres sólo salvaron unas cientos, muchas hermanas calleron.
Recuerdo muy bien el número ciento cincuenta y tres de cuatro mil mujeres.
¿Era afortunada por ser de las sobrevivientes?
Cuando salí de ahí sólo... lloré.
No sé cuantos días lo hice.
Pero no eran lágrimas tristes, ahora podría ver a mi hijo.
Ahora no había peligro.
Era libre.
Estuve cinco años ahí.
El motivo de las muertes aún las desconozco.
El porque tardaron tanto en salvarnos, aún no lo sé.
Agradecía al universo por estar viva.
Y en silencio rezaba por las demás mujeres, esperando que ahora descansarán sin miedo, sin temor.
Nota: Todo lo que puse en este escrito fue un sueño que tuve.

ESTÁS LEYENDO
Escritos del ayer
RandomMis escritos repentinos, mi poesía rara, mis breves historias de amor.... Simplemente los pensamientos de mi cabeza al disparo de la imaginación.