El viaje

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Después de horas de viaje la marea bajó en la carretera, dándonos paso a un inmenso mar con miles de botes y barcos, el cielo nos advertía tormenta, nuestro barco era el mas grande de todos así que mi hermano se arriesgó a pasar la marea alta, pasábamos las olas segundos antes de que rompieran y cada vez eran más grandes.

En la última ola cerré los ojos por miedo a que nos volcaramos en el agua, me sujete bien en la baranda esperando el movimiento brusco, y después, lo vi.

El mar estaba sereno los tonos oscuros se aclararon un poco.

Frente a mi yacía un mar sereno, con dos montañas a cada extremo y en medio de ellas, cuerpos, cuatro cuerpos forjados con piedra, todos y cada uno con una expresión física de fuerza, de poder, con humos de excelencia y brotes de perfección.

Y sólo ahí supe, que valió la pena.

El haber luchado en el camino con la gente ruín que nos ataco, el haber perdido a mi gente, el perder el aliento pero nunca ese pequeño ápice de esperanza.

Estaba frente a mi reino, al fín.

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