Tercer Secreto: La Última Escena

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Vale, este es un poquito más largo que los anteriores y que los siguientes, pero era necesario. Espero que lo disfruten!


Tercer Secreto: La última escena

Durante los siguientes 15 meses, las cosas no se diferenciaron mucho de los primeros 5 o 6 que vivieron, pero fueron diferentes porque aunque Lana y Jenn tuvieron sus batallitas en silencio, también las tuvieron a piel viva, con el cuerpo y las ganas de rozarse. La morena trató de evitarlo a toda costa, no le gustaba el papel que jugaba en esta relación y el resultado que obtenía para la que ya tenía. Asumir el personaje de la esposa infiel cuando Jenn la deseaba suponía una dificultad que luego le carcomía el corazón, pero ella misma era la que iba a buscarla cuando la rubia se mantenía demasiado lejos.

El rincón se volvió su rincón y cuando no estaban allí podían estrellarse en el sitio que pillaran a mano. Su coche o el de Jenn, un lavabo, un camerino solitario o alguna locación en el exterior lejos de la mirada de los técnicos. A veces no hacían más que besarse, otras llegaban tan lejos como podían deleitándose con los gemidos y las caricias de la otra. Bastaba una mirada entre las dos para que supieran anticipadamente que hoy era el día de volver a colisionar. Una mirada entre ellas hablaba más que mil palabras. Y es que mil palabras nunca hubo tampoco porque no hablaban. Se espetaban fantasías y detalles sucios una a la otra. En ocasiones se tomaban el tiempo para decirse algo bonito, pero la mayoría de las veces sus conversaciones giraban alrededor del sexo y las ganas que se tenían.

Lana adoraba a Jenn susurrándole al oído que si seguía mirándola así tendría un orgasmo sin que la tocara, orgasmo que luego tenía que concederle porque de no hacerlo moriría por la inflamación que asaltaba su cuerpo. Ella tampoco se cortaba en confesarle a Jennifer lo mucho que la deseaba o que quería sentir sus manos acariciándola. Confesarle que quería que la mordiera y ver a Jenn bufar era algo que le causaba tantas sensaciones placenteras sin las que le parecía imposible resistir la tentación. Sabía que su relación con ella, si es que podía denominarse de esa manera, era posiblemente una relación perjudicial y no solo porque estuviera casada, engañando a su marido, sino porque no iba a ningún sitio. Era sólo una aventura provocada por el vacío de los sentimientos que ambas habían enterrado, eran un mecanismo para llenar un hueco que nunca pudo ser algo más.

Era la esposa infiel que veía como su matrimonio no dejaba de ir hacia el declive. Fred y ella estaban cada vez más distantes y más concentrados en asuntos diferentes. El trabajo era la excusa aunque había mucho más. Por su parte, la serie demandaba no sólo el trabajo de rodaje sino que también las múltiples convenciones, eventos y celebraciones a las que asistía porque era parte de su contrato y por no decepcionar a los fans. Y también estaba Jennifer que la descentraba lo suficiente como para que volver a casa no fuera una prioridad, como con el tiempo tampoco lo fue llamar o mandar algún mensaje para saber cómo estaba el día de su esposo.

Fred se centró en su vida de negocios y ella era consciente de qué iba esa vida cuando se casaron. Reuniones, cenas de negocios, salidas con inversionistas. Ella lo acompañó siempre que pudo, pero con el tiempo se sentía demasiado agobiada por ese mundo sumado al suyo y Fred prefirió separar las cosas. Tú a tu mundo, yo al mío y los dos en casa. Así que comenzaron a pasar menos tiempo juntos y eso hizo que la relación cayera en una rutina profunda. Le dio a ella la excusa para vivir ese otro mundo que escondía a todos y a él le permitió dedicarse a la empresa que adoraba sin que supusiera un problema con Lana. De alguna manera, Fred también tenía una doble vida.

Hacia mitad de la sexta temporada la producción envió un comunicado a todos los actores después de negociar los contratos. Lana prácticamente se atragantó con el té que bebía al ver el contenido del mismo. Jenn abandonaría la serie en la siguiente temporada. Lo más duro de asimilar para ella era que la rubia no le había dicho nada sobre eso. Salió del camerino directo hasta el que utilizaba Jenn. Entró y se la encontró tecleando en su móvil sentada mientras esperaba a maquillaje.

Secretos [Morrilla] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora