Séptimo Secreto: Juguemos

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Quiero agradecer especialmente a  por la portada para el fic a DoubleeRainbowww y a la dulce Naye en Narnia por pasármelo.  Me han alegrado mucho la Navidad las dos ^^ Gracias Stef por la iniciativa y el cariño puesto en la imagen, y por tanto en la historia. Y a mi sobri, mil besitos. 

Séptimo Secreto: Juguemos

Lana se preparó el café de la mañana y se sentó frente al ordenador. Observó su móvil y sonrió ante la última conversación. Jenn le había deseado buenas noches y le había obsequiado un beso virtual. Todavía no habían vuelto a verse, pero se escribían a menudo. Hablaban de cosillas tontas y no tanto como sus ganas mutuas. Eso sí, nada de lo que pudieran sentirse incomodas. Lana no sabía se había hecho bien en dejar la habitación esa mañana, podría haber retrasado su partida, no era tan difícil pillar un nuevo vuelo. Lo cierto era que no deseaba ver el después, podía recordar perfectamente la mañana que habían compartido su anterior vez durmiendo juntas. La dilatación y toda la tristeza que sintió luego al tener que decirle adiós con un sencillo "gracias por esta noche".

Temerosa de volver a sufrir prefirió partir antes. Le temía a Jennifer Morrison más que a cualquier cosa en ese mundo. La quería, la quería tanto que no podría soportar otro desplante, así que para aliviar la presión propuso algo razonable desde su perspectiva: no reprimir sus deseos. No era elegirla a ella de manera total porque no implicaba que Jenn tuviera que dejar la vida que llevaba desde hacía tantos meses. Pero al menos la tenía o podía tenerla, era un paliativo. Su cuerpo y su corazón lo necesitaban. Quizás era una cobardía o podría parecer una elección corrosiva, pero entendía que de esta forma la decisión recaería sobre Jenn. Siendo la rubia la que estaba en pareja era mejor que ella tomará la medida de mutar la situación en otro tipo de relación. Ella mientras tanto disfrutaría de esta nueva cercanía y seguiría con su vida.

El timbre la sacó de la reflexión.

-Raphael – dijo al ver al bedel de la zona residencial en la que ahora vivía.

-Señorita Parrilla, Buenos días – exclamó el hombre – han traído esto para usted – le ofreció un arreglo floral que tenía un logo con un sol.

-Gracias por traérmelo – anunció Lana – que tenga un buen día.

Entró y dejó el arreglo de rosas sobre su mesa de entrada abriendo la tarjeta.

-"El instituto Smitshonian agradece su participación en el evento..." – dejo de leer la esquela protocolar que era de lo más impersonal – al menos las rosas están preciosas y huelen muy bien – observó el enorme sol y tuvo un pensamiento reflejo sobre su antítesis nocturna, la luna.

Se mordió el labio al volver a pillar el móvil mientras sopesaba algunas posibilidades. Abrió la pantalla del buscador y tecleo "Joy McGregor". Aparecieron muchos resultados así que fue más específica. "Joy McGregor Antropología Smitshonian" y la imagen de su desconocida apareció en la pantalla.

Lana se sorprendió al verla. La oscuridad desvirtúa detalles. Su cabello era color café, era un tono que le sentaba muy bien a los ojos azules. Tenía una sonrisa atrayente sin dudas. La morena hizo un gesto de extrañeza, ¿acaso le interesaba esta mujer? Bueno, no así o no tanto, pero había sido un encuentro que ella disfrutó lo suficiente como para despertar su interés. En las fechas recientes había una imagen de ella con su amiga y colega, más un grupo de personas. La leyenda decía: "Joy, Max, Cam, Michael, Vince y Eugene".

Leyó noticias sobre la antropóloga para saber más sobre ella. Se había graduado con honores hasta el doctorado y había viajado a diferentes lugares para estudiar ciertos temas relacionados al comportamiento lingüístico, decenas de publicaciones, premios. Una persona con prestigio académico sin dudas. Su curiosidad no se sentía satisfecha y la buscó en las redes sociales. Tenía Instagram.

Secretos [Morrilla] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora