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No había dormido nada anoche. Estuve imaginando mi futuro. Imaginaba fiestas, amigos, chicos. Nunca había estado ya  cerca de conseguir lo que hace cuatro quería.

-¿Hoy tienes fiesta?-pregunto mi padre con cara pícara.

-En la casa del vecino-dije mientras comía mi cereal-Pero empieza temprano, es en dos horas, y sólo somos unas diez personas.

-No hagas nada salvaje-me dio un beso en la frente-Nos vemos en la noche, cuidate princesa.

Me puse unos shorts, que no eran ni muy cortos ni muy largos, una remera negra y unas vans. Supongo que así estaba bien, pero algo faltaba. Todas las chicas eran populares por tener senos enormes, por lo que se me ocurrió ponerme dos medias en el sostén. No quedaba nada mal. Mis nuevas amigas llegarían en minutos, por lo que corrí a la casa de Christopher y me senté a esperar que tocarán el timbre.
El timbre sonó, me acomode el cabello, respire hondo y abrí la puerta.

-Hol...-abrí la boca, y me quedé muda al ver que media secundaria estaba ahí afuera.

-Permiso-dijo un chico y me empujó.

-Todos comenzaron a entrar a la casa de Christopher. Tocaban sus cosas. Se tiraban cosas. Ensuciaban cosas. Esto no estaba bien.

-Deja eso-le saque una remera a una rubia-NO SE TIREN ESO-le grite a dos chicos que se tiraban un control del xbox-No hagan eso-dije a dos que es tan usado la máquina de coser de Christopher.

Visualice a la chica que se me acerco ayer en clase y me acerqué a ella.

-Un par de amigos eh?-dije molesta.

- No Te enojes Bethany, somos un par.

-Un par? Son miles, y mi nombre nisiquiera es Bethany-dije histérica.

-Me quieres hechar-grito la chica y todos se callaron-Esta de atreve a echarme.

Todos me miraban mal.

-¿Me la llevo?-dijo un beisbolista y la chica asintió.

El beisbolista me cargo en sus brazos mientras se acercaba a la piscina. Yo rogaba, suplicaba, prometía dinero, todo para que me suelte. Pero no lo hizo, me tiro al agua.

Mojada, con la ropa pegada al cuerpo salí de la piscina y todos comenzaron a reír y a tomar fotos. No entendía que era lo gracioso hasta que baje la vista. Las medias que me había puesto como "senos" se me habían corrido. Tenía una en la barriga y otra en la espalda. Hice una cara de espanto y todos reían aún más. Quería desaparecer, entonces corrí hacia arriba de la casa y me encerre en uno de los cuartos.

No pensaba salir hasta que tuviera unos 30 años. En algún momento ellos se iban a aburrir y se iban a ir a sus casa, y ahí aprovecharé para irme, dejarle una nota disculpandome con Christopher, cambiaré mi nombre y me mudare a Bora Bora.

Ni se cuantas hora llevaba encerrada. Pero mis llantos no me dejaban escuchar nada. Lloraba desconsoladamente.

-¿Hay alguien en el cuarto?-dijo una voz desde afuera, y toco la puerta.

Me limpie un poco las lágrimas, acomode mi ropa y abrí la puerta.

-Que quie...-Mire fijo al personal mánager de Christopher, estaba parado de brazos cruzados.

-Estas en muchos problemas señorita-dijo serio y yo agache la cabeza.

Baje a la sala y observe que el personal mánager había sacado a todos. La casa estaba hecha un desastre y había comida por todos lados.

-Su explicación antes de que Christopher venga mañana a primera hora y vea que va hacer con usted-dijo.

-Mañana-dije confundida-El viene en dos semanas.

-Debido a que llamaron de la estación de policía a Christopher diciendo que baje el volumen de la música, Vélez tomará un vuelo mañana a primera hora.

-Lo siento tanto-baje la cabeza y comence a llorar-Soy una estúpida.

-Señorita no lloré Christopher es muy comprensivo.

- No es por eso, el me confió las llaves de su casa, y yo lo decepcione, entiende ¿señor? Señor...

-Renato.

-Señor Renato.
 
- Me puede contar todo lo que pasó, y trataré de entenderla.

Así fue como le conté todo con lujo y detalle a Renato. Renato era más que un  buen personal mánager. Ya entiendo por que Christopher lo quiere tanto. El y yo hablamos más que sólo de mis problemas. Me contó de su familia, que quiere a Christopher, Richard, Joel, Erick y Zabdiel como si fueran sus propios hijos. Nos habíamos vuelto algo así como amigos, ya está teníamos nuestro propio saludo personalizado. Hablábamos de mis compañeras operadas, y mis compañeros inyectados.
Ordenamos pizza, y comimos hasta que me quedé dormida en el sillón de Christopher.
Me desperté unos segundos cuando Renato me cargaba para dejarme acostada en una de las camas de un cuartos.

-Donde esta?-me despertó una voz enojada que provenía de la sala.

-Christopher, ella tiene sus motivos-escuche a Renato defendiendome.

-¿Motivos? ¿Que clases de motivos tiene para destrozar mi casa?-dijo furioso-Ahora me va a escuchar.

-Ella está durmiendo.

-En uno de MIS cuartos-remarcó la palabra "mis.

-Hola-dije mientras bajaba las escaleras y me encontraba con un Christopher rojo de la furia.

Mi Vecino||Christopher Vélez||CNCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora