┌→ c u a t r o

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SeokMin arrugó su frente

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SeokMin arrugó su frente. Lo que dijo Jun le dejó confundido, nada de lo que decía tenía sentido.

Agarró las dos manos del floreado e hizo que pusiera su atención en él.

— ¿Qué sucede? —Preguntó Jun con una voz tierna— ¿No quieres hacerlo de nuevo?

—No es eso, pero ¿qué quieres decir con Olimpo?

Indagó. Jun le miró neutro por unos segundos, no parecía serio ni feliz, algo que a SeokMin le dió escalofríos. El inmortal continuó acomodándose en la pelvis de SeokMin, a horcajadas. Pasó por debajo de la playera sus manos, acariciando el abdomen marcado del moreno.

SeokMin lo observaba acostado, esperando aunque sea una amena respuesta. Se miraron, y SeokMin no entendía como podía aguantar tanto tiempo sin seguir besándolo o profanar al hermoso hombre.

Alzó sus cejas en forma de insistencia.

—Yo provengo de ahí, SeokMin.

Después de segundos en silencio, el moreno quitó de encima el espléndido cuerpo de Jun y empezó a abrocharse el pantalón.

—Estás loco.

—No lo estoy, es verdad. Mi padre es Zeus —habló sentado sobre sus piernas, aún desnudo.

SeokMin se mostraba enojado, consigo mismo por dejarse llevar por un desliz con un desconocido. Aquel tipo extremadamente sexi y bello, estaba delirando.

No esperó más palabras por parte del, ¿qué era, un dios? No importa si ese joven se creía un inmortal, algo debió de intuir acerca del femenino hombre; porque nadie quisiera estar solo en un bosque, no a menos de que sea un fugitivo o qué sabía.

Caminó hasta dejar a Jun fuera de su radar, comenzando a buscar una salida del maravilloso bosque.

Sí, fue la mejor cogida en su vida, y posiblemente nunca lo olvidaría, pero necesitaba salir de ahí ahora. Se sentía asustado, y muy en sus adentro le decía que era peligro estar en ese lugar. Los pasos que daba eran largos, con su mirada buscaba sus cosas, su mochila más que nada. Allí tenía todo.

Tropezó cuando estaba a punto de llegar a dónde se encontró al despertar, pero fue raro; sentía algo al rededor de sus pies. Miró sus piernas, y estás estaban enredadas con una raíz a su alrededor. Pareciera que salía del suelo.

— ¿Qué es-

No terminó de ejecutar la pregunta, puesto que Jun apareció en su vista, saliendo de un árbol roble, tal y como si fuera magia. Fue la gota que derramó el vaso. SeokMin, con los ojos muy abiertos y perplejo, forcejeó sus extremidades enredadas con desespero.

—Tranquilo, SeokMin.

— ¿Qué eres? ¡Aléjate de mí! —Gritó con miedo.

—Shh, tranquilo, puedes dañarte. Sólo escucha.

Jun trató de hacer que se calmara, le dió la mirada más sincera que tenía. Su voz la agudizó un poco y lo miró directo a los ojos; de alguna forma, repetir la palabra tranquilo, estaba funcionando. SeokMin también mantuvo la mirada, dejó de forcejear poco a poco para estar atento a los grandes y obscuros ojos que Jun dotaba.

Una vez a su lado, Jun acarició una mejilla de SeokMin, y le regaló una sonrisa. La raíz empezaba a deshacer el agarre, para seguido, regresar a su lugar en las profundas tierras.

Cuando SeokMin pareció sereno, Jun empezó.

—Créeme, SeokMin. Soy hijo del dios de los dioses, Zeus y de la ninfa Alseide —El biólogo negó con su cabeza.

No, no podía ser cierto.

Un beso fue a parar en sus labios, no pudo negarse, aquellos manjares eran tan adictivos.

—Tardaré más de cinco minutos para explicar todo.
















—Tardaré más de cinco minutos para explicar todo

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Mithology ➮ᏚeokᎻuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora