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El sol estaba apunto de caer entre las magnitudes del monte, dejando a la vista un cielo con bellos colores transformándose por el anochecer desolado

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El sol estaba apunto de caer entre las magnitudes del monte, dejando a la vista un cielo con bellos colores transformándose por el anochecer desolado.

Habían dormido entre el césped durante toda la tarde. SeokMin abrió sus ojos esperado que fuera todo un sueño, pero no fue así; instantáneamente que la pereza empezaba a desvanecerse, una mano suave le acarició su mentón y después un beso fue a parar en sus labios

Saboreó por un momento más los manjares dulces

-Debes estar hambriento -Habló Jun.

-En estos momentos no sé si te estás insinuando o hablas de comida de verdad.

Ambos rieron.

-Hablo de comida de verdad, pero si quieres otra cosa no me opondré -Lo último fue un ronroneo, con su voz y movimientos de hombros seductores.

SeokMin acompañó al inmortal de la mano, alejándose del pequeño lago. En el camino, el biólogo quedó boquiabierto; unas luciérnagas los acompañaban volando a su alrededor parpadeando, alumbrando levemente su camino.

Con la pequeña fuerza de la luz, SeokMin apreció frente él; Jun sólo caminaba, con el cabello revuelo y las nubes fuera de su lugar se veía malditamente deseable en los ojos del forastero.

Llegaron a un lugar donde un gran árbol se adornaba con botellas de vidrio colgando en las ramas, dentro de éstas se mantenían velas encendidas, dejando un aura romántica y a la vez pacífica. Como si fuera una pequeña cabaña, las paredes eran delgados arbustos frescos, en la entrada no había puerta pero tenía forma de una.

Una vez en el refugio de la ninfa, SeokMin miró a su alrededor apreciando, en lado izquierdo había una pequeña mesa de madera en el suelo, con tallos en formas de flores en los bordes y patas, encima una variedad de frutas se encontraban en una cesta tamaño promedio, y como asientos se utilizaban almohadas de color crema; a unos metros, al lado derecho, habían mantas blancas esparcidas y desordenadas unas cuantas pulgadas. Era muy simple el lugar, hermoso no cabía duda en SeokMin.

Pero tan sólo pensar que Jun estaba solo en aquel lugar, algo dentro de él cambió.

-Es muy lindo -habló SeokMin ya sentado, esperando que Jun le acompañe.

Jun regresó, vertió agua pura en cascaras de coco perfectamente cortadas a la mitad- Lo es ¿no? Tarde un año para que los arbustos tomaran la forma que yo quería.

- ¿Cuánto tiene eso?

-Un milenio.

SeokMin se atraganto con el agua que tomaba, Jun rió tapándose la sonrisa.

-Estas jugando -se limpió con el dorso de su mano, la ninfa negó mordiendo su labio inferior con una sonrisa coqueta.

-Tenía quince años en ese entonces.

Mithology ➮ᏚeokᎻuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora