La cazadora roja

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Había una vez en un bosque encantado una pequeña jovencita llamada Ruby Rose la cual siempre vestía una caperuza roja y todos los días recorría un el mismo sendero hasta la cabaña de su tío para llevarle el almuerzo.

Ruby corría a prisa por el sendero de tierra que llevaba hasta la cabaña de su tío, iba retrasada por mas de veinte minutos pues se distrajo jugando en el pueblo. Él pronto partiría a una misión y necesitaba llevar suficientes suministros para el camino pero si ella no llegaba a tiempo seguro estaría en serios problemas pues retrasaría su tío y el era muy serio con el compromiso que adquiría al aceptar una misión, si llegaba tarde a la junta previa por su culpa no la dejaría ir sin un castigo. Por si fuera poco es mañana un hombre le había entregado una nota para que se la diera, solo mas problemas.

El viento agitaba su cabello y su capucha, el sol no se detenía lo que marcaba el paso del tiempo. Sin lugar a dudas llegaría tarde a menos que...A menos que tomara un atajo. Si cortaba por el bosque tardaría incluso mas debido al terreno irregular, los troncos caídos, las enormes piedras, las lomas y pequeños valles le quitarían valioso tiempo así que su única opción era la ruta prohibida. Un camino alternativo del que le hablo su tío, era mucho corto pero nadie cruzaba por él pues se decía fue construido en el territorio de una feroz manada de bestias que asaltaban las caravanas, mataban a los mensajeros y secuestraban a los niños. Ruby siempre pensó que debían ser bestias muy inteligentes si no se limitaban a comer a la gente, era cierto que la gente no pasaba por ahí pero si los encontraba tal vez podría razonar con ellos. Con un plan en mente aumento la velocidad hasta llegar a la desviación.

La joven llevaba algunos minutos corriendo por el sendero y no parecía haber rastro de las bestias, probablemente dormían, o eso pensaba. Cualquiera que fuese la razón para ella era mejor no toparselas pues aunque pudieran llegar a un acuerdo le quitaría tiempo y era justo lo que no tenía.

Pero la calma no duro demasiado. Mientras mas andaba se acercaba a la mitad del camino se iban incrementando los ruidos provenientes del bosque. No parecían ser animales comunes sino algo que asechaba algo que la observaba a lo lejos. Una pesada presencia invadió el ambiente. Ruby sentía todos esos ojos mirandola pero por mas que giraba su cabeza de un lado a otro buscado la fuente de los ruidos no podía encontrarla. Harta de ser acosada se detuvo en seco.

-Seas quien seas muéstrate, podemos llegar a un trato, no te haré daño- Gritó- Bien, si no saldrás me iré.

-Alto.

Una misteriosa figura salio de detrás de un árbol. Parecía una enorme sombra, alta y robusta. Conforme se acercaba silenciosamente Ruby comenzaba a temblar, trataba de estar alerta de cualquier movimiento extraño pero no parecía haber nada raro. Cuando la sombra se acerco lo suficiente al camino la luz del sol dejo ver de que se trataba. Un gran ser que parecía una mezcla entre un lobo y un humano, con un pelaje tal oscuro que entre las sobras de los arboles lo hacia parecer una mancha negra sin forma definida.

-Tu...¿Eres una bestia?

Pregunto la joven.

-Si, así me llaman los tuyos. 

-Pero ese no es tu nombre ¿Como te llamas?

-Mi nombre no es algo que tu puedas pronunciar, llámame como te plazca.

-Bien, Tier. ¿Que quieres?

-Mencionaste algo de un trato ¿Por que?

-Las personas dicen que hay bestias que asaltan, matan y secuestran es este camino.

-Los tuyos dice muchas cosas, he inventan aun mas. También son buenos para otras cosas.

-¿De que hablas?

Blanca nieves y la cazadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora