Princesa encerrada

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Los pasos furiosos del rey resonaban por los pasillos del castillo. Cuando estaba así todos sabían que sería pésima idea cruzarse en su camino incluso dejaban sus labores para no tener que topárselo. Camina rápidamente y con una mirada fulminante que al doblar cada esquina buscaba en quien descargar su ira, aunque esta tuviera un origen claro. Después de algunos minutos era obvio que no deambulaba sin rumbo, tenia un destino claro y seguramente significaba malas noticias para quien se encontraba ahí, Weiss.

Las doncellas aun no terminaban de arreglar el cabello y las vestimentas de su ama que como muñeca de juguete estaba inmóvil mientras hacían con ella lo que les correspondía. Tiraran de su cabello, la pincharan o apretaran de mas ella no se movía. Hasta que la rutina de cada día se vio interrumpida por estrepitoso grito.

- ¡Weiss!

Las doncellas soltaron sus herramientas y corrieron a abrir las puertas de la habitación.

-Bienvenido su majestad.

-Largo.

Las mujeres salieron sin decir palabra dejando solos a padre e hija.

- Buenos días padre.

- No tienen nada de buenos. El rey de Vacuo ha rechazado la invitación para al baile anual.

Weiss comprendía la gravedad del asunto, o al menos la gravedad que tenía para su padre. Él quería tener alianzas con todos los reyes y con el paso del tiempo generan una enorme presión que le permitiera tomar control total del reino. La invitación al baile anual no era mas que el primer paso de su ultimo plan pues antes ya había fallado en su objetivo de someter a Vacuo, el que no rechazara la solicitud arruinaba todo. Y a pesar de saberlo no tenía idea de que respuesta dar a su padre.

-¿Y bien?

-¿Si padre?

-¿Qué debería hacer ahora adorada hija.

-Buscar otra forma de iniciar las relaciones entre los reinos.

- Definitivamente. ¿Pero de qué manera?

- No lo sé, padre.

-¿No lo sabes? ¡Que es peras para averiguarlo! Eres igual de inútil que tu madre. Eres la heredera de todo en lo que he trabajado. Después de tanto tiempo que invertí en tus lecciones aun no puedes darme ni una simple solución.

-Pensare algo, solo dame tiempo.

-Eso espero.

El rey salió aun mas fúrico de lo que había entrado lo que probablemente lo ponía de humor para impartir sentencias a los sirvientes que la habían fallado en el pasado. Situación que solo ponía mas presión a Weiss, no solo estaban en juego los intereses de su padre sino la integridad de inocentes.

Ella no era buena para resolver asuntos de esa índole, pero había alguien que si, su hermano menor que de inmediato entró a su cuarto.

-Querida hermana. Escuche los gritos de padre por todo el castillo y he venido a comprar que estuvieras bien.

-Estoy bien. Gracias por preocuparte por mí.

- ¿Qué ha ocurrido?

- Los intentos de padre por iniciar relaciones con Vacuo han fallado de nuevo. Y quiere que yo encuentre una forma resolverlo.

- Hermana, se que te lo ha solicitado a ti pero creo que tengo una idea. Si me permites darla.

- Siempre eres muy dulce, preocupándote por mí y ayudándome cuando padre se pone así. Eres un maravilloso hermanito.

Blanca nieves y la cazadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora