Cuento de hadas

271 27 0
                                    

La oscuridad aun cubría las calles y tapaba los pasos de Ruby, era muy útil pues llevaba un enorme saco a sus espaldas, no seria cómodo para la princesa pero era mas fácil correr así, ademas iba sedada así que en realidad no sentía nada. Tenía suerte de que no hubieran avanzado tanto, le daba tiempo de sobra para volver a la ciudad y luego ir hasta el punto de encuentro con el príncipe. Pero antes tenía algo que hacer.

Al principio no estaba segura de que hacer, solo sabía que Weiss no confiaría en la palabra de una mercenaria antes que en la de su adorado hermano. Debía encontrar la forma de que fuera el mismo príncipe quien revelara todo a su hermana. ¿Después? Eso dependía de ella, era mucho revelarle algo así que luego pedir que tomara una decisión para su vida pero no podía escoger por en su lugar. Lo principal ahora era conseguir la manera de que el príncipe se delatara, y mientras iba recorriendo callejones y calles parecía que una idea se le revelaba.

Su destino no cambiaba, su tienda de ropa de confianza. Necesitarían ropa para pasar desapercibidas luego de la treta pero ahora necesitaban algo mas difícil. El pequeño sastre sabía de toda clase de ropa. Desde delgadas telas que eran tan duras como el metal, o hilos que eran capaces de convertirse en una tensa soga y volver a la normalidad. Entre todas esas mágicas utilidades el camuflaje era también indispensable, tal vez incluso podía hacer algo que pareciera un cadáver humano, o una parte de él.

Ruby se adentro en la tienda cual polizonte a punto de cometer un atraco. Todo estaba en silencio y parecía que no había nadie. Se aseguro de mantener el silencio pero a pesar de ello fue detectada pues los maniquíes se abalanzaron sobre ella.

-Soy yo, soy Ruby.

-¡Ruby! ¿Que haces aquí a estas horas?

-Necesito ayuda es una emergencia-Dijo mientras abría la bolsa a sus espaldas.

-Esa es.

-Si, ves muy bien en la oscuridad.

-Lo siento déjame encender las luces. Cuéntame que ha ocurrido.

Después de una charla la situación estaba mas calmada.

-Sabía que ser una caza recompensas no era para ti. ¿Pero a que has venido?

-Mi plan. Ella solo creerá la verdad si el culpable se delata. Y para ello pienso entregarle su cabeza.

-Entiendo, voy por las tijeras. 

-¡No! solo quiero una replica.

-Lo se, necesito un poco de su cabello para hacerla.

-¿Sera mucho? Sería un desperdicio arruinarlo.

-No me digas que tienes otras intensiones ademas de ayudar a la damisela en peligro. Estabas muy emocionada al hablar de la princesa.

-Tal vez, no lo se. Solo se que quiero ayudarla ahora y enfrentare después lo que venga después.

-Jumm, no te preocupes solo cortare las puntas. No se notará.

-Gracias.

-Tomará unas horas.

La cabeza era perfecta, incluso escurría sangre desde la herida. 

-Espero que todo salga bien, también empaque algo de ropa para que no tengas que volver.

-Pero tu pago.

-Por favor, ayudar a la caperucita que vi crecer durante tantos años es pago suficiente.

-Te compensare.

Ruby se puso en marcha. La idea era esconder a Weiss en algún lugar con buena vista y probocar al príncipe para que ella escuchara la confesión. Se acercaba la hora de la verdad, y no podía evitar sentirse tentada, si algo salía mal quería dar por lo menos un gracias la joven que la impulso a tomar la decisión de no condenar su alma. Se aproximo a su frente y deposito un suave beso, la piel era suave y fría pero provoco en su corazón un sentimiento calido.

Blanca nieves y la cazadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora