La encomienda

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El viaje había sido largo pero la pequeña cazadora por fin llegó a la capital y aun tenia un par de  horas antes de su encuentro y contaba con algo de dinero lo que solo significaba una cosa, compras. Específicamente una caperuza nueva. 

No era la primera vez que visitaba la capital, en otro par de ocasiones fue en compañía de su tío. La cabaña estaba muy retirada de buenos sitios para comerciar y existían artículos que solo se vendían en la capital así que era indispensable que supiera moverse por las calles sin llamar demasiado la atención. Las personas con su oficio en varias ocasiones eran presas de otros como ellos ya fuera por venganza, celos o un encargo de un tercero. Cualquiera que fuera la razón por lo que alguien te buscara, si te topabas con la persona equivocada los rumores comenzarían a rondar por todo el reino y la implacable cacería daría inicio.

Aunque a primera vista las calles de tan hermosa ciudad parecían inofensivas varios establecimientos tenían mas de una función, desde bares clandestinos hasta bases de gremios secretos o lo que buscaba Ruby, tiendas especializadas en artículos mágicos super extraños. Un aficionado iría deambulando por ahí mientras busca un enorme letrero que pusiera "tienda para cazadores" pero ese no era el caso de la joven. Ella sabia perfectamente a donde dirigirse y como evitar a los indeseables.  

Luego de recorrer los callejones oscuros y asquerosos de la ciudad por fin daba con lo que buscaba, un modesta choza a simple vista  pero en realidad era el sitio favorito de su tío para adquirir prendas con propiedades "especiales". 

-Buenas tardes-

Dijo la chica irrumpiendo en el lugar que por dentro era idéntica al lugar de trabajo del mejor sastre del rey. Llena de brillantes y hermosas telas que aun no tenían forma definida, algunas prendas bien acabadas adornaban maniquíes sin cabeza y algunos abrigos colgaban de extensos percheros.

-Hola, caperucita-Dijo  una voz que salia entre las telas- ¿O no?

-Por eso estoy aquí, ocurrió un incidente.

-¿Que le hiciste a mi hermosa obra?

-Se mancho un poco, completamente.

-Eso es inusual.

-¿Podrías salir? Es extraño hablarle a la ropa.

-Las personas siempre dicen eso, pero para mi es lo mas normal, las telas me hablan y yo hablo con ellas hasta que se convierten en hermosas creaciones. Pero el cliente siempre tiene la razón.

De entre uno de los tantos cúmulos de ropa salio un pequeño hombre vestido con un traje negro.

-Bien, ahora dime que quieres.

-Como te dije una nueva caperuza.

-Cierto, cierto. La traeré de inmediato.

-También una para de la talla de mi tío.

-Vuelvo enseguida.

El pequeño hombre desapareció nuevamente entre las montañas de tela dejando a Ruby aparentemente sola.

-Y dime ¿Como va el negocio?

-Ya sabes, una misión aquí, un encargo allá. No siempre estoy en casa pero cuando lo estoy no está mi tío. A veces es agotador pero es lo necesario para sobrevivir supongo.

-Ser desde el momento de nacer, que trágico destino. Pero no siempre es necesario llegar al destino ¿Sabes? en ocasiones es mejor desviarse y buscar otros caminos.

-No quise decir eso. Estoy contenta con que mi tío me criara y me tomara como su aprendiz. Solo que nuestro trabajo requiere largos viajes y regularmente no son a lugares buenos así que es pesado pero jamas cambiaría mi oficio. Aunque si algún día soy tan famosa como para rechazar los trabajos que no quiera estaría bien.

Blanca nieves y la cazadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora