Confrontación

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Ruby y su tío discutían en la habitación de al lado. Las paredes no eran gruesas y lo que decían se escuchaba claramente. Weiss sabía que esto podía pasar y aun así decidió quedarse con ella, su egoísmo la dominó ocasionando que otros pagaran por sus acciones. Si tan solo hubiera continuado como en el castillo poniendo a los demás por sobre si misma Ruby no estaría en esa situación. Pero ya era demasiado tarde para cambiar de opinión, las cosas no podían ser de otra manera.

La pelea se intensificaba al igual que la voz de Ruby.

-No quería decepcionarte entonces. Pero ya no me importa hacerlo. Siempre creí que mi vida era seguir tus pasos como agradecimiento, me diste un techo, comida y un camino, pero no era mi camino. Decidí que no podía matarla y decidí que no podía convertirme en ti, siempre fuera de casa poniendo tu vida en peligro, si te pasa algo ¿que sería de mi?

Las palabras de su novia no eran para defenderla, si no para defenderse a si misma. Antes fue egoísta pero ahora lo era aun mas, creyendo que los problemas de Ruby eran solo por causa suya, ella tenía sus  propios problemas, su propia vida donde ella no tenía lugar y aun así la acepto para compartirla. Ella no luchaba solo por estar con Weiss, luchaba por si misma, por tener control de su destino, para liberarse de las cadenas que su tío, fuera por accidente o apropósito, le había impuesto desde pequeña. Ruby estaba creciendo, se estaba alejando poco a poco de la ilusión que planeaban vivir, ahora estaba en la realidad y tenía el valor para enfrentarla. Era maravillosa.

La peliblanca aun sentía algo de culpa, después de todo la decisión de ir la tomo por cuenta propia. Pero también la invadida un sentimiento de inspiración y de coraje. Una fuerza crecía en ella y le pedía hacer algo, si Ruby pudo enfrentar a su tío mostrandole sus verdaderos sentimientos ella también tenia la capacidad de hacerlo, y al igual que su amante afrontaba su pelea sola, ella debía ir a por sus demonios sola. Si no lo hacia sentía que por mas que Qrow le permitiera quedarse no podría permanecer ahí.

Dejo una nota, tomó algunas provisiones y las metió en una bolsa mágica para luego partir.

El sonido de los caballos casi no la dejaba dormir, la duras tablas tampoco ayudaban. El camino había sido muy amenos cuando lo recorrió con compañía pero ahora parecía eterno. El único consuelo era que el viaje estaba por llegar  a su fin, solo unos momentos mas y entrarían a la capital.

Su convicción no había bajado durante todo el viaje, estaba completamente decidida a ver a su padre y delatar a su hermano así como renunciar al trono. Odiaba admitirlo pero se había visto muy superada por las mentiras de Whitley y el reino no estaría a salvo con alguien como ella. Seguramente su hermana era mucho mejor candidata pero aun así se fue. De cualquier manera lo que en verdad quería aun no lo tenía claro pero sabía que si volvía al lado de su padre nunca lo descubriría.

La entrada principal del castillo sería tan imposible de atravesar para una princesa muerta como para una extraña. Ciertamente el rey admitía  audiencias frecuentemente pero debías pasar muchos requisitos y una larga lista de espera. Su única opción sería infiltrarse. No podía ser tan difícil ya que la seguridad excesiva se debía a su presencia, sin ella así seguro que había disminuido y eso le daba una oportunidad de entrar. 

Nunca se había enfrentado a algo así, ninguna clase la había preparado para entrar sin autorización a un castillo resguardado por cientos de guardias. Comenzaba a dudar de su cometido, estando dentro ¿que haría? Sabía que quería obtener pero nada le aseguraba que las cosas salieran bien, antes durante o después de su confrontación con su padre.  Los nervios la  invadían poco a poco y hacían que pensar fuera mas difícil. Mientras sucumbía a la desesperación un recuerdo se proyecto de entre las sobras iluminando todo.

Blanca nieves y la cazadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora