2. Capítulo

23 2 5
                                    

Anaira

Después de atender al sexy tipo ese, pues me entere es español ya que al momento lo volvieron a llamar y me quede escuchando más de la cuenta como buena acosadora, pero sinceramente si él es español yo soy un unicornio, porque él no tiene ni asentó y sinceramente sus facciones no son nada de españolas, son como más latinas.

Las otra cosas lamentable es que no supe su nombre.
Tampoco se su edad pero yo diría que tiene como unos veintiocho y bueno no es tanto lo que me llevaría solo unos cinco años.

Él muy arrecho pago en efectivo y por lo normal cuando se paga en efectivo no solemos pedir identificación.

A pasado ya una semana y siempre llega a la una de la tarde se sienta en la barra, y come lo mismo de lunes a viernes, pabellón con coca cola, no dura ni treinta minutos comiendo cada día me estresa más no saber nada.

Cada vez que voy a dar el paso de preguntar su nombre, algo pasa.
Por ejemplo, ayer cuando estaba a punto de irse y me le voy a acercar para preguntarle su nombre.

Y una mesera iba pasando y me tropezó, y termine en el piso con mi uniforme lleno de refresco, menos mal que él ya se había ido y no vio el ridículo que hice.

Y dejen me decirles, que Fernanda esta empeñada en que lo tengo que conocer pero que él tiene que dar el paso.

Y pues como a Fernanda cuando se le mete algo entre ceja y ceja es difícil sacárselo, hizo una reunión con todas las meseras y dejó muy claro que la única que podía atender al tipo sexy era yo, sinceramente me parece bien la idea pero a la vez es un abuso de poder, pero como dijo ella para que tener poder y no utilizarlo.

Siempre que lo estoy atendiendo Fernanda empieza a decir cosas fuera de lugar que dan mucha risa.
Hace dos días si no recuerdo mal empezó a decir que cuando iba a tener hijos, mis caras de horror fueron épicas, y las ganas de matarlas también.

Ya son las doce y media de un miércoles y estoy en el baño del restaurantes arreglando me para verme un poco mas 'sexy', y adivinen tengo a Fernanda como ayudante

No deja de subir la falda del uniforme y yo no paro de bajarla.

-Por Dios Anaira, si no muestras no vendes.- Me dice estresada porque yo no quiero que la falda se me vean los muslos.

-Yo no voy a vender nada, me ves cara de producto.-Le digo maquillando me un poco.

Pero lo malo de trabajar con comida y el echo de que tengo que estar de aquí a haya, no es buena idea cargar maquillajes exuberante.

-No seas mojigata, y sube te esa vaina, aprovecha y cuando lo vayas a tender zas se te cae algo y te levantas sexy, toda diva y le muestras media nalga.- Yo solo me empiezo a reír.

-No soy mojigata, y lo sabes. Pero recuerda que aquí yo solo no lo atiendo a él, y que sabes tu si un cliente abusador se pasa, no mejor no, falda abajo y sonrisa arriba.- Le digo mostrándole una gran sonrisa.

-Deberías pintar te los labios.- Me dice.

Yo solo niego.

-No, no me quiero maquillar mucho, vamos que tu papá nos debe de estar buscando.

Empezamos a caminar hacia la puerta y mientras yo voy saliendo. Y estoy atendiendo todas las mesas y es raro que él no allá llegado, y me veo la hora.

Y ya son las una y media, la hora a pasado volando y si él tipo sexy no a llegado.
En menos de media hora me tendré que ir a la universidad.

Las campanas de la puertas tintinean y creo que la brisa de la rosa de guadalupe me acaba de dar en todo el rostro no volteo porque se que es él, el sexto sentido de acosadora me lo dice.

Empiezo a llevar las ordenes y lo veo sentado en su lugar habitual, en la barra.

Una mesera estaba a punto de atenderlo ya que yo me había tardado mucho pero Fernanda le lanzó una mirada, que creo que casi se le salen los ojos a Fernanda.

Yo trato de contener mi risa.

Al verme llegar él suelta esa bella sonrisa.
Y me saluda con un asentimiento.
Hoy no va vestido con traje como normalmente lo hace, si no lleva un jeans y zapatos deportivos color azules eléctricos y una camisa a juego.

Como este tipo se viste me mata.

-Hola, buenas tardes, ¿Lo mismo de siempre?.- Él solo asiente y en ese momento veo que Fernanda empieza a caminar con una gran sonrisa en los labios.

Mis alarmas mentales empiezan a sonar, quiero salir corriendo, pero se que si corro voy a parecer más loca de lo que soy.

-Oye Anaira, sabes que estaba pensando lo que me dijiste hace rato.- Dice en un tono que todos en el restaurante pueden escuchar lo que dice, mis ojos están que se salen de su cuenca, se que ya viene con algo sexual, la picardía en su sonrisa la delata.

Yo trato de ver hacia otra parte hacia la puerta del restaurante las cuales son de cristal o hacia las paredes con sus tonos pasteles con afiches de restaurantes reconocidos como nacionales como internacionales en realidad me encanta mucho la decoración, todo fue planeado por la mamá de Fernanda, que antes trabajaba aquí pero decidió montar otros negocios y viene eventualmente a ver como funciona todo, y así también es el papá de Fernanda por lo normal viene tres días a la semana y del resto deja a Fernanda y al otro chef del restaurante a cargo.
Trato de pensar un poco más allá para no sentir vergüenza de lo que esta por decir Fernando, y mi único consuelo es del que él tipo sexy, sea gay.

En ese momento miro a el tipo, que parece interesado en lo que Fernanda me va a decir.

-¿Que te dije hace rato?, sabes que mejor me dices adentro de la cocina, tengo que llevar esta orden.- Trato de caminar hacia delante pero ella se atraviesa, la quiero golpear.

-Me dijiste que necesitabas a un tipo así súper bueno que te coja, porque amiga tus notas de este semestre están deprimente.- LA MA-TO.

Ni siquiera miro hacia atrás solo camino hacia la cocina y la ignoro completamente.

Le entrego la orden al padre de Fernanda.

Y en ese momento entra ella.

Agarro un sartén y les juro que se lo voy a estampar en toda la cabeza empiezo a perseguirla por toda la cocina y ella se cubre detrás de su papá.

En serio la quiero matar.

-Era jugando Anaira por Dios, tu también sueles decir ese tipo de cosas hasta peor.- El papá de Fernanda me quita el sartén.
-Fuera de la cocina las dos si no quieren que les de un sartenazo a las dos para que se bajen de sus nubes.- Fernanda no para de reír y se acerca le da un abrazo hasta que le quita el sartén a su papá.
Y ahora es ella quien me sigue con el sartén en la mano por toda la cocina.

-Perra desgraciada te estaba ayudando.- Dice y se para en seco cuando su padre dice que la orden ya esta lista.

La dejo en la cocina peleando con el papá que trata de quitarle el sartén.

En serio no sé, ni con que cara mirarlo, osea siento vergüenza.

Le pongo el plato y la bebida.

-Gracias.- Dice trata de mirarme a los ojos pero yo lo evito a toda costa.

-A la orden.

***

Holisssssssssss amoressss.

Espero de que están bien y estén disfrutando la lectura.

Voten y obvio comenten... Se les amaa.

Es ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora