Capítulo II: Más que mil palabras.

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<Narra Trunks>

Creó que todos sospechan el verdadero motivo por el cual comencé a entrenar desde tan pequeño... todos lo saben, menos él.
Si bien mi lado saiyajin es el responsable que me gusten las artes marciales, la verdadera razón por la cuál inicie a entrenar; primero a escondidas, luego con mi amigo Goten y finalmente con mi padre, es justamente pasar tiempo con él.

Ya que a pesar de vivir bajo el mismo techo, lo veía en escasas ocaciones y por breves momentos; el tiempo que pasabamos juntos en un mismo lugar era escaso.
Por esa misma razon puse más interes en los combates y no quiero decir que una buena batalla no es de mi agrado... Más bien, es como matar dos pajaros de un tiro, ya que entreno y paso tiempo con papá.

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¿Y a que se debe todo eso?
A que mi padre es un adicto empedernido, que sólo se dedica a entrena y se que no parece la gran cosa... pero si lo es, en especial cuando se encierra por semanas en la camara de gravedad o se ausenta meses enteros; para comprobar su progreso, dentro o fuera del planeta.

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En ocasiones me he preguntado si papá nos quiere... si él me quiere.
Es que no recuerdo la ultima vez que él me abrazo, me arropo antes de dormir o se intereso en mi educación; y entonses me pregunto.
¿Mi padre, alguna vez  me abrazado?.
¿Alguna vez mientras yo dormia, él me arropo?.
¿Acaso le pregunta a mamá por mí?.

En ciertos momento suele ser tan frio, inexpresivo, tan orgulloso, rígido, autoritario, su vocabulario esta basado en monosílabos y lo más cercano a una sonrrisa que obtuve de su parte; fue una pequeña mueca en su comisura.

Es tan dificil no dudar que nos quiere... que él me quiere.

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Por eso, de cierta forma senti celos de Goten, más especificamente de la relación que tuvo con su padre. Ellos no se conocian personalmente, pero eso no les impidio formar un lazo de padre e hijo desde el minuto cero.
La forma en la que él señor Gokú le sonrío, lo abrazo y habló... son cosas que nunca tuve con papá.

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Al menos no, hasta ese momento... que solo duro unos minutos; pero que jamás olvidare. Fue gusto antes de quedar inconciente, por el golpe de mí padre; que todo rastro de duda, sobre si él nos quiere... desapareció.

Ahora entintado cuando dicen que las acciones valen más que mil palabras; eso es justamente lo que papá me enseñó, en el último momento con su abrazo, sus palabras, su mirada.... pero sobre todo con su sacrificio.

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Todos cometemos errores y  nos equivocamos; pero lo más importante es asumir la responsabilidad de nuestros actos y reconocer nuestras fallas...

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Estoy tan, tan feliz de tener a mi padre de vuelta; de ahora en adelante se que todo será diferente... que él será diferente.

BORRÓN Y CUENTA NUEVA (vegabul).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora