"No puedo volver, ya estoy ahí:

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Ya había amanecido, el sol salió con todo su esplendor, las nubes estaban más blancas y esponjosas, el césped amaneció mas verde, había total armonía en tan hermoso paisaje lleno de paz y tranquilidad, los discípulos hacían sus tareas antes de desayunar, todos laboriosos.


Por otra parte en el Jingshi...


El ejemplar Lan Wangji, aquel amante de las reglas como todos lo conocían, se encontraba durmiendo pacíficamente abrazado a un enorme conejo negro también dormido, una escena realmente tierna, parecían disfrutar de la cercanía, sobre todo aquel bello jade, que se negaba a soltar al conejo aun teniéndolo inmovilizado con aquella técnica.


Tan apacible que era aquel momento fue inoportuno los toques en la puerta, era Lan Shizui con Lan Jingyi quienes tocaban preocupados


"Crees que este muerto?"

preguntó Jingyi con una mirada asustada mientras su compañero sonreía con un tic en el ojo


"No digas eso Jingyi, tal vez esté enfermo o ya salió"


"Supongo que es una de ellas porque obviamente no se quedó dormido"


"Seguro, después de todo estamos hablando de Hanguang Jun"


Afirmo orgulloso Lan Shizui, puesto que para él estaba hablando de su mismo padre aunque por respeto le decía solamente Hanguang Jun, era su ídolo, imagen a seguir.


"tu crees que se moleste si entramos al Jingshi?"


"Por supuesto, de todos modos nunca invita a nadie a entrar así que obviamente no deberíamos irrumpir sin su permiso"


Diciendo eso se marcharon sin mas, pensando que seguramente el mayor ya estaba por desayunar con los demás.


Pero si hubiesen entrado... se hubiesen topado con una imagen diferente de lo que creían, pues si, el gran Hanguang Jun se había quedado dormido, y al escuchar las voces de los juniors se levantó de un salto tirando al conejo al suelo, quien lo miraba con reproche y mejillas infladas, sin moverse, Lan Zhan se vistió rápidamente, peinando su cabello, vio como aquel conejo estaba panza arriba graciosamente tirado con una expresión molesta, había olvidado que aun aquella técnica seguía en él, lo libero velozmente, el conejo parecía aliviado de poder moverse al fin, quien cómicamente lo primero que estiró fueron sus patas y rabadilla.

Lan Zhan vio que el lazo rojo se había soltado de la oreja de aquel conejo, solo por acto lo tomó en sus manos, aquello era tan familiar para él, había visto una cinta similar muchas veces atado en el cabello de aquel pelinegro, que peinaba una coleta y en sus últimos encuentros una media cola, si bien le quedaba espectacular mas le gustaba la coleta ya que sus recuerdos de aquel peinado eran de cuando el pelinegro era alegre y travieso, enérgico y único, pero con el otro peinado... solo le causaba dolor en el corazón ya que cada vez se alejaba más y esa sonrisa sincera solo la veia de vez en cuando porque siempre estaba llena de melancolía desde que volvió a aparecer luego de esos 3 meses de haberlo buscado, con el recuerdo de aquella persona, sujetó las orejas del conejo con delicadeza quien lo miraba confundido y divertido a la vez, unió ambas orejas y las sujetó con el lazo, 1...2....3, 3 vueltas y un nudo lo satisfacieron y recién liberó al conejo volviendo a peinarse el mismo.


El conejo por otro lado sentía un poco de dolor en sus orejitas, no estaba acostumbrado a que estén atadas juntas, sin embargo no le molestaba ya no le perjudicaban cuando corría, por lo cual saltó de un lado a otro desordenando y tirando lo que había a su alrededor.

Lan Zhan suspiró resignado y siguió en lo suyo, mas tarde limpiaría, después de todo el le permitió quedarse sabiendo aun que aquel conejo era un descarado.

MO DAO ZU SHI: UN NOVIO ABOMINABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora