último.

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Tres años después.

Con el cabello revuelto y con las mejillas coloradas, Yoongi entró al apartamento que compartía con Jimin. En sus manos sostenía una canasta de galletas de nuez y en su espalda aún cargaba su enorme mochila. —¡Ya llegué! —, gritó una vez dejó la canasta sobre la mesa. Fueron segundos para cuando unos pasitos se escucharon en el pasillo. Su sonrisa se hizo grande al ver a Holly correr a su dirección —¡Hola, bebé! —, chilló dulcemente mientras le acaricaba la cabecita.

—Cariño —, entonces la voz tan cariñosa de Jimin se escuchó detrás de él. —Que bueno que llegas.

Yoongi se puso de pie inmediatamente y después giró. —¡Jiminie! —, posó las manos en sus hombros y no dudo en darle un beso en los labios, que por supuesto Jimin respondió de la manera más dulce posible. —Estas aquí...

—¡Sorpresa! —, Jimin deslizó las manos lentamente por los costados del más joven hasta parar en sus glúteos. —¿Me has extrañado?

—¡Por supuesto que si! Como no tienes una idea —, Yoongi abulto el labio inferior. —¿Por qué no estás en tu servicio?

—Hoy salí temprano, me dieron la tarde libre —, y es que Jimin finalmente se encontraba haciendo el servicio en el centro militar de Corea. —Quería estar contigo, además... ya estoy a nada de terminarlo.

Y Dios. Yoongi se sentía muy feliz. Dejó la mochila en el piso y de nuevo se abrazo a su novio. —Te extraño mucho, mucho —, exclamó como el niño mimado que era.

Jimin rió bajamente mientras acaricaba con mucho cuidado los cabellos de su menor. —Yoongi... —, susurró alejándose un poco. —Tengo algo que decirte —, de repente todo se puso un poco extraño para el estudiante de universidad. Jimin se estaba arrodillando con una sola pierna. Entonces sacó del bolsillo de su pantalón militar una pequeña caja negra.

—Oh... no —, el pequeño rubio se cubrió la boca con sus dos manos. Sus ojos se hicieron inmensos. —J-Jiminie...

Jimin sonrió enorme mientras abría aquella cajita«en la cual había un hermoso anillo de oro puro» el diamantito brillaba tan bonito. —¿Te quieres casar conmigo, Min Yoongi? —, y su voz sonó tan maravillosa.

Yoongi afirmó rápidamente con la cabeza. Sus ojos se humedecieron y lloró como un niño chiquito. —¡Por supuesto que si quiero! —, no dudo en extender su mano.

Y Jimin con mucho cuidado le colocó el anillo. —Muchas gracias —, susurró poniéndose de pie. De repente envolvió por las caderas a Yoongi y lo cargó adorablemente. —Te amo, te amo, te amo un millón de veces a cada segundo.

La risa de Yoongi fue dulce. Envolvía con delicadeza el cuello de su ahora prometido mientras le besaba una y otra vez el rostro. —¡Te amo más, del infinito y más y más y más allá!




























Muchas gracias por leerme.

hey profesor. jimsu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora