hey profesor. jimsu.

❒ 2 ❒

Yoongi yacía afuera de la oficina del profesor Park. Sus manos sudaban y en su mente se repetía una y otra vez que había cometido un terrible error, mierda. Se trataba de un profesor, si sus padres se llegasen enterar de lo que estaba haciendo, seguro lo mandarían a un orfanato—Yoongi siempre exageraba, claro—pero de todos modos no estaba bien, seducir a un profesor era malo, incluso los podrían correr del colegio a ambos. Pero, sino hacia nada al respecto... terminaría repitiendo el año todo por culpa de díalecto coreano. En los tres bimestres seguidos estuvo jodidamente reprobado, y bueno, había culpa ya que no solía hacer la tarea.

Iba arriesgarse, tenía que hacerlo. Así que con los nervios de punta, tocó treces veces la puerta de madera. No había ruido adentro y se preguntó si realmente el profesor Park estaba ahí, más pronto el pomo de la puerta se movió y se abrió. El profesor lucia como siempre, su tan formal traje y sus gafas que lo hacian lucir atractivo. Él no sonrió, y Yoongi pensó en quizás ya se había arrepentido.

—Adelante —, su voz sonaba rasposa pero a la vez suave. Se hizo a un lado y Yoongi con el corazón acelerado, ingresó a la pequeña oficina del profesor. —¿Ya han salido? Apenas son las doce —, dijo al cerrar la puerta con seguro. Se dio media vuelta y caminó hacia la silla de su escritorio.

El alumno se mantuvo de pie frente al escritorio, en sus manos sostenía los cordones de su mochila. Se veía como un tonto. Sus pómulos se encontraban levemente rojizos. —El profesor de historia tuvo que salir antes porque le salió un percance —, decía sin mirar directamente al profesor Park. —Así que por suerte salimos temprano —, se encogió de hombros y sonriendo fingidamente, observó al mayor.

Jimin asintió. Hizo hacia atrás la silla y separó un poco sus musculosos muslos, el pantalón de vestir le quedaba algo apretado estando sentado, así que la imagen no era para nada asquerosa, por el contrario. Se veía como un Dom. Su corbata estaba bien hecha pero entonces la aflojó un poco mientras miraba a Yoongi. —Por suerte... —, afirmó desabrochando los dos primeros botones de su camiseta blanca.

Entonces Yoongi gritó internamente. El profesor Park se estaba relajando, le estaba diciendo prácticamente con actos que estaba listo para lo que comenzó en el baño. ¡Joder! Estaba muerto.

—Así que, Yoongi. ¿Quieres hablar sobre tus calificaciones? —, preguntaba con una de sus espesas cejas levantadas.

Con mucha lentitud, Yoongi dejó su mochila sobre una de las sillas que estaban enfrente del escritorio. Se sobo las manos para limpiar su sudor y sonrió hacia el profesor. —Necesito pasar todos los bimestres que reprobe con usted, profesor... —, quiso hacer memoria de lo que decía aquella tonta página de Internet, pero realmente ya no se acordaba, quizás se debía a lo nervioso que estaba. Cuando Jimin palmeo sus muslos, Yoongi trago grueso.

Así que torpemente caminó hacia él y cuando estuvo enfrente sintió que su corazón se iba a salir de su boca. Sus mejillas eran de un color rojo, habían nervios, muchos nervios. La mirada del profesor Park era brillante y oscura, había intensidad. Así que tímidamente, Yoongi tomó asiento en uno de sus muslos, posando su delgado brazo por sobre el hombro y cuello del mayor.

Entonces Jimin posó también uno de sus brazos sobre las caderas de su alumno, acercándolo más a su regazo. —¿Con cuanto quieres pasar, Min? —, preguntó cerca de su oreja, soplándole sutilmente. Provocando que el pequeño cuerpo de Yoongi temblara y soltase un suave gemido. Sí, así de sensible era, y Jimin se dio cuenta de que estaba tratando con alguien sin experiencia.

Yoongi aferró sus manos sobre los hombros del mayor, trató de no verse como un tonto. —Quiero el diez...

La respuesta del profesor fue acercarse al rostro de su alumno para besarle los labios de una manera suave. Pero mientras comenzaba mover sus regordetes labios sobre los ajenos, se percató de lo tenso que estaba Yoongi, incluso se mantenía con los ojos bien cerrados. Así que Jimin se separó con cuidado. —Bájate —, ordenó.