Recuerdos de primaveras pasadas ||ˢᵃᵇⁱᵍⁱʸᵘᵘ

ˡᵃ ᵐᵉ́ˡᵃⁿᶜᵒˡⁱᵉ ᵈᵉ ˡᵃ ᵖʰᵒᵗᵒᵍʳᵃᵖʰⁱᵉ ᵉᵗ ᵘⁿ ᵇᵃⁱˢᵉʳ ᵈ'ᵃᵈⁱᵉᵘ

Una chica sentada sola a la espera de compañía, con rastros de cappuccino en sus labios y una fotografía melancólica.
El joven maestro se acerca cautelosamente, parecen dos desconocidos peculiares.
Más no se podía estar más equivocado, con forme interactúan un poco se nota confianza, amistad duradera.
Conversan de todo un poco, mas ambos evitan el pasado.
No comentan nada hasta que el reloj marca las dos en punto de la tarde.
Una oración deja sin habla al bello azabache, todo le salía mal en primavera.

-Lo amas- Quien calla otorga, el silencio abunda en el rincón donde hace unos instantes se oían risas -¿Me equivoco?-.
-Eso ya no importa-.
-El te amaba, se notaba en su mirada-.

Silencio.
Melancolía.
Palabras atoradas en la garganta que nunca fueron dichas.

-Siempre supe que había algo- Makomo vuelve a interrumpir el silencio -Los celos de Sabito cuando eras muy cariñoso con alguien más, los sonrojos tuyos cuando te decía un cumplido, las miradas furtivas y las tantas veces que se tomaban de la mano cuando creían que nadie los veía-.

Recuerdo abrumante con cada frase que suelta la chica.
Pasado tormentoso.
Sentimientos olvidados en el fondo del armario.

-Se amaban, lo amas- Lo único que quiere es que se callé -Ten- Le extiende una vieja foto arrugada.
Tres chicos sentados en la rama de un árbol, inicios de verano.
Se podía ver claramente como un pelirrojo le tomaba la mano al chico a la par, este se sonrojaba y lo mira rápidamente de reojo.

-Adiós Giyuu- La linda chica se despide con tristeza en su mirada -Recuerda, el pasado es difícil de olvidar, más aún si hablamos del primer amor- Un suave roce de labios entre los jóvenes, sin amor, solamente la melancolía de una vieja amistad dividida.

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Un gato acurrucado entre las piernas de su dueño, la luna llena brilla como en su despedida.
Las lágrimas bajan lentamente por las mejillas del maestro, la vieja fotografía posada en su vientre.
La melancolía se asoma detrás de la luna, las flores renacientes adornan el paisaje.
Escenario de un triste recuerdo.

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Se dice que una fotografía capta un momento imperceptible al ojo del poco observador.
Mantiene el pasado a la vista del presente, añora un momento de felicidad extremo.
En la mesa de noche se encuentra un recuerdo del amor más puro de un infante, sin malicia o lujuria.
Sólo dos niños amándose ante los ojos de las nubes en un ocaso.