CAPÍTULO I

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El humo de un cigarrillo se desliza levemente hacia sus fosas nasales haciendo que arrugue la nariz en señal de asco. Hace apenas unos momentos se encontraba recargado en la pared lisa de la azotea de un edificio, esperando que su próxima víctima hiciera su aparición. Escondido en las sombras de la noche y el ajetreo de la ciudad no esperaba que nadie repara en el. Pero el ruido de la ciudad lo estaba comenzando a poner enfadado y nervioso. !Por el amor de Dios¡ Él debía estar entrenando en la legión y no perdiendo el tiempo haciendo el trabajo de una parca. Detestaba estar cerca de los humanos. Recoger sus miserables almas y verificar que eran merecedores de la gracia del Todopoderoso. Detestaba tener que toparse con demonios y que estos le gastaran bromas estúpidas con tal de entrometerse en su trabajo. Su enfado iba creciendo conforme pasaba el tiempo y el tipejo que iba a ser el próximo en reunirse con su creador no daba señales de vida.

Algo se movió a su izquierda. Con un rápido movimiento desenvaino su espada dispuesto a rebanar a lo que sea que lo estuviera acechando. Por el rabillo del ojo derecho percibió de nuevo un movimiento, sin pensarlo se lanzó sobre el desconocido quien para su sorpresa lo esquivo con rapidez. No le dio tiempo de reaccionar cuando sintió que el desconocido jalaba su brazo y lo aprisionaba en un abrazo. Desorientado no supo qué hacer, lo cual su contrario aprovechó para acercarse a su mejilla y plantarle un sonoro beso.

-La próxima vez me asegurare de borrarte esa estúpida sonrisa,Minhyuk- Dijo mientras que empujaba a su compañero y se arreglaba su desordenada vestidura. El mencionado por el contrario, no paraba de reír mientras que se agarraba el estomago. Él y Minhyuk se conocían prácticamente de toda la vida, estaban juntos en el mismo regimiento y para su mala suerte fueron compañeros de avanzada muchas ocasiones. El chico despedía un aura muy cálida, haciéndote sentir cómodo a su alrededor. Una comodidad mortal. Alto y con ojos azules- características muy comunes entre los ángeles-con una sola mirada podía hacerte sucumbir a las mas bajas pasiones. Su pelo rubio ondeaba con el viento invernal, mientras que sus mejillas se tornaban coloradas por el frío. La brillante sonrisa que se reflejaba entre sus finos y delgados labios daba un contraste sensual y brillante a su rostro. Una verdadera belleza.

Una belleza fastidiosa.

-Vamos Jooheon no seas amargado. Deberías agradecerme por hacerte compañía. Nadie quiere perderse la reunión con Miguel y venir a desperdiciar el tiempo al mundo terrenal a esperar que un humano se muera -Minhyuk hablaba mientras ponía innecesaria atención a las uñas de sus manos. Su tono era neutral, pero Jooheon pudo distinguir el matiz de sarcasmo en sus palabras. Esa era la razón por la que a veces le fastidiaba encontrarse con el. Hace 100 años había asumido el castigo de su entonces pareja para librarlo de la ira del supremo líder de los ángeles. Sus hermanos no estaban de acuerdo con esa decisión y trataron de impedir que aceptara la culpa de otras personas. Para su mala suerte no funciono. El amor lo cegó y aunque no planeaba arrepentirse, el ser abandonado por Minhyuk tiempo después le hizo abrir los ojos y darse cuenta que había cometido un error. Aunque fue demasiado tarde, ahora estaba atado a cumplir con el castigo. Y que Minhyuk se mofara de él siempre que se encontraban no ayudaba a reducir su fastidio.

Soltó un fuerte suspiro y recorrió sus cabellos con sus dedos, despeinandolo.

-¿Qué es lo que en verdad quieres Minhyuk? Tanto tú como yo sabemos que no tienes un alma misericordiosa-

Una sonrisa juguetona se formó en sus labios y comenzó a acercarse peligrosamente a Jooheon, quien por instinto retrocedió poniendo distancia entre ellos.

-Me conoces muy bien cariño- Su voz aterciopelada atravesó a Jooheon, logrando que por un momento se olvidara de su promesa de mantenerse alejado de Minhyuk y la tentación que representaba.-Por qué insistes en seguir con esto, ya he hablado con Raguel y ha accedido a interceder por ti con Miguel. Pronto se te levantara el castigo y tu y yo podemos continuar como siempre- Con pasos lentos volvió a caminar para acortar la distancia, se detuvo cuando quedó frente a Jooheon y deslizó una mano por su mejilla, acariciándola. -¿No es lo que tú también quieres?

-No tienes ni la más remota idea de lo que yo quiero- Con un movimiento se libró de su toque y camino lejos de él. Era muy tarde para recuperar lo que ellos en algún momento habían tenido, solo quería que se olvidara de ello y volvieran a hacer los mismos amigos de siempre. -Deja de inmiscuirte en mis asuntos, no necesito tu ayuda, ya has hecho suficiente por mi y aunque te lo agradezco, no puedo depender de ti toda la eternidad-

-Jooheon..-

-Vuelve al cielo Minhyuk y ve a la reunión. Yo aun tengo trabajo que hacer- No volteo a verlo pero sabía que lo estaba estudiando con su mirada, tratando de descubrir algún atisbo de duda.

Pasaron unos segundos antes de sentir una calidez conocida, proveniente de la luz a sus espaldas signo de cuando un ángel revela su forma divina. Un segundo después todo volvió a estar frío y oscuro.

Jooheon suspiro fuertemente y fue justo entonces que la fuerza lo abandonó, sus rodillas le fallaron y cayó al piso en un sonoro golpe;enfrentarse a Minhyuk de la manera más indiferente posible requería un alto grado de todo su autocontrol, no podía dejarle ver que aun le dolía encontrarse con él, porque si Minhyuk lo descubría era capaz de volver a enredarlo con sus encantos y Jooheon ya no estaba dispuesto a recibir las mismas migajas de amor que recibían un número desconocido de ángeles.

Ese ya no era su lugar, por más que una parte inconsciente de él se moría por estar entre los brazos del contrario.

Una luz en el apartamento que estaba vigilando lo sacó de trance. Su nueva víctima ya había llegado. Se levantó del suelo con suma rapidez y se sacudió el polvo, ya tendría más tiempo para pensar; ahora tenía un trabajo que cumplir. 

Ángel VS Demonio [en edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora