CAPÍTULO III

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El cuerpo inerte descansaba a sus pies. No había sufrido dolor mientras su alma abandonaba su cuerpo. Jooheon se había encargado de que fuera así. Atrapó el alma del humano en una pequeña esfera luminosa, mientras con la mano derecha realizaba la señal de la cruz; con esa simple pero poderosa bendición se aseguraba que el alma llegará al cielo y fuera puesta en espera para entrar al reino de los cielos. Después de que la esfera hubiera desaparecido se dispuso a abandonar el departamento antes de que su presencia fuera notoria para los demás humanos.

Con discreción se deslizó entre las escasas sombras que aún quedaban, pues sin que se percatara ya estaba amaneciendo y tendría que recurrir a su forma humana, si quería pasar desapercibido. Para su buena suerte, Jooheon vislumbro un pequeño callejón a unos escasos metros desde donde él se encontraba, ahí podría realizar la transformación sin llamar la atención más de lo necesario. Con pasos rápidos y seguros logró llegar hasta allí. Estando fuera de las miradas curiosas de los humanos, soltó un suspiro y se dispuso a recargarse en la pared para tomar un pequeño descanso. Cerró los ojos y dormito un poco, la noche había sido difícil desde su encuentro con Minhyuk. No se pudo concentrar y se había tardado más de lo acostumbrado. Cuando estaba por quedarse profundamente dormido, un ruido acompañado de una maldición lo hizo abrir los ojos bruscamente.

En el fondo del callejón dos personas parecían brotar de una neblina espesa. La persona que le daba la espalda era más pequeña que el contrario, pero eso no impedía que estuviera sosteniendo por el cuello a su acompañante. Antes de que Jooheon pudiera comprender lo que pasaba, el pequeño sujeto arrojó con extremada fuerza al otro desconocido contra la pared. La tensión del ambiente le hizo comprender a Jooheon, que si se atrevía a interrumpir el asunto que se traían esos dos; las cosas se iban a poner muy feas para el. En silencio se escondió detrás de los botes de basura que estaban apilados en la entrada del callejón, cuidando de dejar suficiente espacio para ver lo que estaba ocurriendo y para salir huyendo si era necesario.

Comprobando que las dos personas al fondo del callejón ignoraban completamente su existencia, lo hizo tranquilizar su corazón y poder observar cómodamente.

La escena tenía la pinta de ser un ajuste de cuentas, por la cara llena de terror del sujeto en el suelo, uno podría pensar que estaba frente al mismisimo satan, aun cuando Jooheon solo podía ver la espalda del chico, le resultó extraño que se sintiera amenazado por el. El chico era de constitución pequeña y delicada, con cabello de una tonalidad de negro ébano, delgadas piernas y enfundado en una vestimenta completamente negra; parecía más uno de esos a los que los humanos conocían como "emos" que a un delincuente juvenil.

- Dame otra oportunidad, por favor!! No volveré a escapar. Te lo suplico!

El chico que le daba la espalda no respondió ante el lamentable hombre que se arrinconaba contra la pared como si quisiera fundirse con ella. Chasqueo la lengua en señal de fastidio, apoyó su peso sobre sus talones de manera que quedó cara a cara con el hombre. Jooheon por fin entendió que ese pequeño chico en realidad si era un matón.

- Cariño, ¿Me veo como una persona misericordiosa? - Dijo el chico con voz profunda y cargada de sarcasmo - Espero no lo hayas olvidado, pero tu y yo tenemos un contrato - Conforme seguía hablando sus manos volvieron a apretar el cuello del hombre - Fui muy claro contigo, te explique qué pasaría si tratabas de escapar de mí - Sus manos comenzaron a infligir mayor presión en el cuello, haciendo que poco a poco el hombre no fuera capaz de respirar.

- Por favor, por favor- Con ambas manos el hombre trataba de quitarse las manos del contrario del cuello, pero su fuerza era sobrehumana, cuando pensó que moriría, las manos se aflojaron y el chico enfrente de él, le dedicó una sonrisa. Una sonrisa oscura. Pasando las manos por su torso, le alisó el traje. - Quita esa cara de miedo. Jamás me atrevería a lastimarte cariño, pero debes entender que odio que quieran dejarme como estúpido.

Con un movimiento grácil se levantó del suelo y le ofreció la mano al hombre que seguía en estado de asombro en el suelo. -Vamos, dame la mano. Para darte una prueba de mi aprecio no te cobraré hasta que nuestro contrato expire. Anda vamos, puedes irte. Todo está bien entre nosotros.- Conforme el chico seguía hablando la expresión aterrada del hombre se suavizó e incluso sonrió, con muchas agradecimientos y reverencias se despidió del chico.

Todo parecía haberse arreglado. Pero cuando el hombre se encontraba a unos pasos de los botes de basura donde estaba oculto Jooheon, se detuvo abruptamente y cayó al suelo de rodillas, de su boca comenzó a brotar sangre espesa y negra. Y en el sitio donde se encontraba su corazón ahora había un gran hoyo negruzco.

Jooheon quiso levantarse a ayudarlo por impulso, hasta que hecho un vistazo al fondo del callejón. Por fin pudo verle la cara al chico. En los iris de sus negros ojos se podían ver llamas danzando con una sonrisa de horrorosa satisfacción decorando su cara. Descansando en su mano izquierda se veía una masa sangrante que daba pequeños latidos. Ese bendito chico era un demonio. Jooheon sintió fluir la furia en su torrente espiritual. Pero se negó a hacer algo. El chico había hablado de un contrato. Si el hombre le había entregado su alma al demonio, era para él imposible salvarlo. Ya era la presa de su enemigo. Permaneciendo en su lugar, controlo su furia y el inmenso asco que le causaba la forma en que los demonios reclamaban el alma de sus presas.

El chico siguió acercándose hasta estar solo a centímetros de la espalda de su presa. Con un rápido movimiento se colocó cerca de su oído. -Tsk, tsk. Cariño, ¿Acaso no leíste las letras pequeñas? - Con una sonrisa provocadora sujeto el cabello de su agonizante víctima y lo giro en su dirección. -El contrato expira cuando yo lo diga, tu alma me pertenece desde el inicio. Era inútil incluso si huías. Nos hubiéramos seguido divirtiendo; pero te atreviste a retarme.- Con lo último sus ojos se tornaron más oscuros y de una patada tumbó al hombre al frío suelo. Sin pestañear se subió a la espalda del hombre. Con voz más tranquila y al mismo tiempo fastidiada siguió hablando- Hago este trabajo por obligación y aún así hay idiotas como tu que me lo hacen más difícil. Planeaba ser paciente contigo y perder tiempo, pero nada resulta como quiero. -Recobrando su enojo pisoteo con descontrolada fuerza el cuerpo del hombre - Maldita porquería, te odio. -Antes de que se diera cuenta, el corazón que sostenía en su mano fue aplastado por completo manchando de sangre su traje y sus manos. Al darse cuenta, el chico pareció recobrar la conciencia y sin pensarlo mucho presionó su dedo índice en el cuerpo, al momento de hacerlo, este ardió en llamas hasta desaparecer.

Jooheon no lo notó, estaba concentrado en las cristalinas y disimuladas lágrimas que deslizaban por las mejillas del demonio. Pero que por el amor de Jesús era esa situación. Los demonios eran crueles y despiadados, seres de la oscuridad, ese mismo chico hace tan solo unos momentos había matado con absoluto deleite a su víctima. ¿Entonces porqué lloraba?

El corazón de Jooheon se estrujó en su pecho. ¿Por qué sentía la necesidad incontrolable de sujetar al demonio entre sus brazos? Con un movimiento de cabeza se deshizo de esas ideas. Era imposible, no podía estar siquiera estarlo considerando.

Vio que el demonio limpiaba sus lágrimas con furia. Reemplazando la mirada desolada por una carente de cualquier tipo de sentimiento. Con asco limpio su mano con su chaqueta. Dio media vuelta en la dirección en que había llegado y desapareció entre las sombras, antes de que Jooheon pudiera siquiera tranquilizar su corazón. 

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⏰ Última actualización: Mar 23, 2020 ⏰

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Ángel VS Demonio [en edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora