Rápidamente voltee para encontrarme con James Rodríguez compañero de Toni, muchas veces había escuchado hablar de el pero en realidad nunca me había tomado el tiempo de detallar lo como ahora y hay que aceptar que es demasiado atractivo no tanto como Toni pero sí está muy guapo.
-Hola-Dije dedicándole un sonrisa.
El rápidamente tomo asiento a mi lado y empezó a hablar, valla que tiene una voz hermosa.
-Hola...-Dijo haciendo una pausa mientras esperaba a que yo le dijera mi nombre
-Lauren-Hable soltando una sonrisa
-Yo soy...
-James Rodríguez-Interrumpí su presentación pues era obvio que sabía quien era el
-Así que sabes quien soy-Sonrió-Bueno Lauren es un gusto conocerte y dime ¿que hace una mujer tan hermosa sentada aquí sola en vez de estar bailando?-Pregunto con cierto tono coqueto en su voz
-¿Esa fue una invitación para bailar contigo?-Solté una risa pues el chico estaba nervioso
-¿Ha salido bien la invitación?-Contesto con otra pregunta a lo cual yo volví a reír
-Ha salido lo suficientemente bien como para decir que sí-Dije y el me tendió su mano la cual yo acepte gustosa para después dirigirnos a la pista de baile
Mientras bailábamos James me susurraba al oído críticas sobre las personas a nuestro rededor y la verdad era muy gracioso la estaba pasando realmente bien con el hasta que algo o más bien alguien interrumpió el momento.
-Disculpa me puedes prestar a Lauren un momento-Dijo esa voz que yo bien conocía y que tanto amaba
James y yo dejamos de bailar para dirigir nuestras a miradas al chico rubio enfrente de nosotros
-Toni! Hola-Dijo James alegremente-¿Entonces conoces a Lauren?
-Si de hecho es mi novia y preferiría que te mantuvieras lejos de ella-Dijo con un tono grosero haciendo que James volteara a verme confundido
-No sabía que era tu novia-Dijo apenado el castaño dedicándome una mirada de culpa
-Si bueno ahora lo sabes-Dijo y después me tomo del brazo-Así que Lauren nos vamos de aquí ahora
-Yo no me quiero ir Toni-Dije pero pareció no importarle pues tomo con más fuerza mi brazo y me hizo caminar hasta la salida del lugar
Tuvimos que esperar unos minutos a que le trajeran su carro y cuando por fin lo hicieron nos dedicamos a entrar en este sin decir una sola palabra.
A la mitad del camino su teléfono sonó la verdad no preste atención a lo que decía pues estaba tan molesta que no me importaba nada de lo que estuviera haciendo o decidido. Pero al finalizar la llamada soltó un sonido de frustración.
-Y ahora que-Dije sin voltear a verlo
-Era Paulina
Sólo tuvo que decir esas dos palabras para que en definitiva este fuera el peor día de toda mi vida.