—Nunca supe por qué tenías tanto aprecio por esta muñeca.
Se hallaban uno al lado del otro, postrados a lo largo de la cama, analizando vagamente a la barbie favorita de Yuu y su adorado muñeco de Iron Man. Los años habían actuado sobre este, corroyendo el color rojo brillante, además de opacar notablemente el dorado de su armadura. El muchacho castaño levantó a la fémina a contra luz, con los ojos inundados por los buenos recuerdos.
—Fue el obsequio que me diste cuando festejaron mi cumpleaños número cuatro en el jardín —sonrió—. No quise abrirlo allí porque tu regalo debía ser exclusivo. Entonces esperé a llegar a casa y no pude haber sido más feliz.
Mika rascó su cabeza, recordando los pésimos tratos que tenía para con su enamorado y regañando a su yo pequeño por ser un niño tan desconsiderado. Hasta aquel día, jamás habría sabido la razón por la que él prefería a aquella barbie de entre los montones que poseía. Inclusive, en el instante en que se recordó a sí mismo entrando en la tienda con su madre para escoger a una de ellas, creyó que todas lucían igual. La observó, intentando identificar algún rasgo o característica que la hiciera destacar, fallando miserablemente. Pero luego, reparó en la mirada maravillada de Yuu y sintió un vapor cálido soplar en el interior de su pecho.
—Es una copia exacta de todas y cada una de ellas —como si hubiese leído su mente, giró el rostro para clavar sus pupilas verdosas en las suyas—. Pero es especial porque tú me la diste.
Con los rostros casi rozándose, el rubio no resistió el impulso de abalanzarse contra aquellos deliciosos labios, los cuales resultaron ser su más reciente adicción. Las figuras fueron dejadas de lado, concentrándose sólo en sentir el calor emanante de sus cuerpos peligrosamente adyacentes. Cortinas de anhelo los abrigaron de pronto, incitando a su pequeño compañero a tomar lugar en su regazo sin despegar las lenguas la una de la otra. Era capaz de sentir los muslos del chico apretar a cada lado de su cadera mientras sus manos exploraban sobre la tela que recubría su torso. El deseo era demasiado como para ignorarlo, pero Mika, nublado por él, abrió la boca para hablar.
—Y-Yo... me imaginé que tú me hacías una mamada.
Yuu apartó el rostro, completamente sacado de sus casillas. Alzó la ceja, con un atisbo de sonrisa formulándosele en las comisuras.
—¿Qué?
—Siempre soñé con que tú me hacías una mamada —tragó—, pero luego me di cuenta de lo antihigiénico que es eso —encajó sus manos en las caderas del chico sin ser consciente de ello—. Estás introduciendo bacterias en tu boca, te las estás tragando y... —jadeó, sorprendiéndolo—. ¡El trabajo de bacterias!
Yuu carcajeó. Pero más risa le causó la desesperación de su compañero por levantarse de la cama, aún si su fisonomía lo retenía de la tarea. Presionando sus hombros contra el colchón e intentando evitar que este continuara retorciéndose como un gusano, frotó la pelvis sobre su evidente erección. Mika frenó de golpe toda pretensión de escape. Estático y viendo hacia sus bonitas piedras esmeraldas, adornado de un sutil sonrojo, remojó sus labios.
—¿Quieres que lo haga? —interrogó lascivamente.
Un estremecimiento le enderezó cada vello del cuerpo.
—Yo... No... No lo sé... pero...
—¿Sabes qué? —interrumpió—. No me interesa qué pienses; lo haré de todas formas.
Su expresión anonadada le arrancó una nueva carcajada. A Mika no podía caberle en la cabeza que, con aquella angelical sonrisa, estuviese dispuesto a posar su boca en su pene. Los pensamientos paranoicos bombardearon su lucidez otra vez, replanteándose la cantidad de gérmenes y cuerpos extraños que Yuu introduciría en ella. Como estudiante de medicina, era inevitable no caer en teorías locas acerca de enfermedades, síndromes y cuanta cosa se le ocurría. Siempre sufría de colapsos de información en el momento menos indicado.
—Tranquilízate, Miki~.
Miki, pensó, recordando aquel apodo que Yuu tenía para él y que le había prohibido terminantemente utilizar.
La bilis se le subió a la garganta por haber imaginado a Yuu niño a punto de propinarle una felación. No quería que su primera vez fuese tan engorrosa, pero la mente le iba como auto de carreras. Entre sentir a Yuu acomodándose a la altura de su ingle para bajar el cierre de su jean, ser consciente de que estaba a punto de tragarse más de una docena de microbios, conjeturar que mini Yuu realizaba tales acciones, además, el hecho de que aún ni siquiera comenzaban con los deberes por los cuales fue posible tenerlo allí en un inicio... todo aquello se desvaneció en cuanto sintió la suavidad de sus dedos tomando esa parte de él tan sensible e íntima. Descubrió su longitud de entre la ropa interior y la acercó a sus labios. Respiró con dificultad.
El más pequeño lo miró a los ojos y sonrió.
Y en cuanto su rostro se deformó en satisfacción debido a la primera lamida, Mika creyó que tal vez no estaría tan mal después de todo.
dedicado a NithzyaFigueroa❤ muchísimas gracias por todo tu apoyo , linda! uwu
corto? sí
lemon? no , sorry .. este mini-fic es demasiado fluff como para ponerme a escribir eso , perd0n 😔👊les gusta el omegaverse? es probable que el siguiente fic sea así jsjs
ah y por cierto , voy a mandar a "El Gatillo De La Mala Suerte" a borradores por un tiempo .. lo digo acá porque sé que hay gente que la lee y cuando vean que desapareció no quiero que piensen que la eliminé .. tengo que corregirla bastante y necesito tomarme mi tiempo , por eso
los quiero<3 se me cuidan uwu
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Insoportable ◤MikaYuu◢
Historia Corta─Yuu siempre toma mis cosas, me quita mis juguetes y no me deja estar tranquilo, mamá, ¡es un niño insoportable! ... ─Yuu-chan, ¿te molesta si me siento contigo? No hay más mesas disponibles y de igual manera quisiera que hiciéramos el trabajo junto...