La oscuridad me envolvió como un manto y el frío de la noche invernal se apoderó de mis articulaciones haciendo mis movimientos más pesados y lentos. Speker's Bar no estaba muy alejado de mi piso, pero aún así no estaba mal abrigarse en exceso. Las calles estaban vacías y los únicos sonidos eran el de los coches al pasar y el del viento. El pelo se me arremolinaba a ambos lados de la cabeza creando así una danza a ritmo de una música inexistente.
Rolland, en este mismo momento te odio, tú, tecnicamente, prometiste que me recogerías.
Cuando llegué a mi destino las luces que anunciaban en neón al bar me dieron la bienvenida.
Sí Ag, bienvenida a tu mierda de trabajo: camarera.
Entré al lugar, me quité toda la ropa de abrigo y la deposité sobre una silla detrás de la barra.
-Ag, hola- me saludó Rolland caminando con provocación hacia mi.
-Rolland- dije sin el más mínimo rastro de humor.
-¿Qué le pasa a mi pequeña "hojita"?- ya estamos otra vez con lo de "hojita".
Le dediqué una mirada de puro fastidio y él me cogió de la mano para conducirme escaleras arriba a, lo que él llama, su despacho.
Allí cerró con llave y se sentó en su mesa arrastrandome tras de si hacia una silla de madera muy ajada.
-¿Qué te perturba?- me preguntó Rolland con una sonrisa traviesa en sus labios...
Sus labios...
Tantas ganas tenía de besarlos y de acariciarlos con mi lengua.
-Tú- contesté intentando controlar mis emociones.
-¿Mmm? Cierto... No te he recogido- adivinó pensativo.
Yo me dispuse a salir de la estancia pero él, sin previo aviso, me aprisionó las muñecas contra la pared y me besó apasionadamente.
Suave al principio y doloroso al final.
Abrí mi boca a la suya y nuestras lenguas se unieron provocando en los cuerpos de ambos dulces escalofríos.
-Te amo- me susurró él pasando su nariz por mi cuello.
-No, Rolland, por favor, no- dije intentando apartarme de su jaula formada por su anchos y largos brazos.
-No... ¿Qué?- preguntó el chico dibujando chupetones a lo largo de mi cuello.
-Ya sabes... no me muerdas...
-Oh, pero si lo disfrutas... reconócelo... te gusta- me dijo el entre jadeos.
Accedí y me fundí otra vez en Rolland con otro beso. Este me desabrochó la camisa dejando al descubierto mi sujetador de lazitos rosas y soltó un gruñido animal...
Hundió sus caninos en mi piel y un gemido de placer se escapó como un suspiro de mis labios.
Pocas veces me mordía y cuando lo hacía me sentía como si me hubiera bebido unos chupitos, no lo suficientemente borracha pero sí muy... alegre y torpe, muy torpe.
Vampiros...
Nunca cambiarían...
Lujuriosos depredadores que volvían loca a cualquier mujer tanto mundana como nephilim...
Yo, por supuesto, era una excepción.
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Agnes Herondale.
FanfictionSoy una Herondale, no tenía ni idea de ese hecho en un principio. Mi existencia fue un error, pero tengo la fuerza y el coraje de corregirlo. Mi corazón se dividirá. Y nuevos secretos se abrirán paso en mi vida. No sé donde está mi sitio en el mundo...