Me desperté con un dolor de cabeza inimaginable y una punzada en la pierna izquierda. Abrí los ojos y me di cuenta de que tenía las manos atadas a un pilar de madera. La sala en la que me desperté era de mármol blanco con pilares de madera a lo largo de esta decorados con dibujos laminados en oro. Una cama de matrimonio se encontraba en medio de la sala, como si esa fuera la única finalidad de la estancia, aguardar una cama.
Noté una respiración nerviosa a mi lado y me fijé que Sebastian estaba atado al pilar de al lado. Lo miré confusa sin saber a qué venía eso, técnicamente él me había capturado a mí.
Sebastian tenía la cabeza gacha, su pelo plateado le ocultaba lo ojos.
Le llamé un tanto nerviosa pero él hizo caso omiso.
Repetí la llamada y el resultado fue el mismo.
Intenté aproximarme a él tirando de las cadenas que aprisionaban mis muñecas y, al parecer, pude deshacerme de ellas si ninguna dificultad.
Fue entonces antes de golpearlo cuando la voz de Sebastian irrumpió mis intenciones:
-Siento tanta rabia en ti....
Sebastian levantó la mirada y contemplé como unos ojos verdes brillantes y tristes me miraban desde abajo.
-¿Cómo...?- intenté preguntar sin saber con exactitud como pronunciar esa pregunta.
-Creías que había desaparecido en la oscuridad... ¿Verdad?-dijo Sebastian sonriendo atormentado- lo que no sabías es que se flotar por mí mismo sin necesidad de tus... Tu... Tu amor.
-¿Sebastian? MI Sebastian...- dije sin ningún reparo y me abalance sobre él.
Noté una suave risa contra mi cabeza y dijo:
-Sí, soy yo.
-Te he echado tanto de menos...
-Lo sé, y yo a ti... perdóname, por todo lo que te hice.
-No, no eras tú.
-No del todo.
-Sabía que todo saldría bien... En el fondo siempre lo supe.
La sonrisa de Sebastian se retorció a una mueca incómoda e iracunda:
-Lo siento, pero esto no es siempre así... Sólo cuando el sol abandona el infierno puedo ser así.
-No entiendo...
-Sebastian lo sabe, por eso me ha atado a este pilar, para que no escape o no haga algo que imprudente que pueda conllevar nuestra muerte.
-¿Estas diciéndome que el demonio volverá?
-Sí.
En resumen hay un Sebastian malo y otro bueno...
El malo... Me quiere hacer daño.
El bueno... Me quiere junto a él.
El intermedio... Me quiere a su lado haciéndome daño.
Y el problema está en...
¿¡Qué coño hago yo ahora!?

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Agnes Herondale.
FanfictieSoy una Herondale, no tenía ni idea de ese hecho en un principio. Mi existencia fue un error, pero tengo la fuerza y el coraje de corregirlo. Mi corazón se dividirá. Y nuevos secretos se abrirán paso en mi vida. No sé donde está mi sitio en el mundo...