Amor A Escondidas Parte 4

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Sergio no era el tipo de hombre que mostraba fácilmente sus sentimientos, más bien al contrario era muy tímido y terriblemente cuidadoso y poco expresivo, pero también sabía que podía ser una fiera, un macho alfa y siempre luchaba por lo que quería y en ese momento lo que más deseaba era a Raquel Murillo, el amor de su vida. 

En ese momento en su oficina mientras se besaban quería demostrarle cuanto la amaba quería dejarle saber que ella era la única mujer que amaba, que deseaba y que lo hacía perder la cordura…quería que Raquel supiera que la deseaba en todos los sentidos. Luego de un beso largo, Sergio se separó de Raquel y la vio a los ojos, con amor.

-Quiero estar contigo cariño –dijo al fin. Raquel se moría por estar con él, pero estaban en la oficina y si alguien los descubría iba a ser el fin para ambos; en ese momento Sergio aprovecho para dejar besos por su cuello, succionando y besando repetidamente y Raquel en un instante se olvidó de sus pensamientos…por Dios! amaba a ese hombre y lo quería en medio de sus piernas inmediatamente.

-Yo también quiero estar contigo Sergio –por favor borra con tus besos y tus caricias lo de esta mañana. Raquel se refería a beso de Suarez.

Las manos de Sergio estaban sobre la cintura de Raquel y la apretaban contra sí, mientras lo brazos de Raquel se aventuraban a rodear su cuello, a acariciar su cabello, a bajar hacia su espalda y acariciarlo. Les faltó el aire y separaron sus labios, se miraron a los ojos una vez más, Sergio terminó por acomodarla en su escritorio a la vez que sus manos recorrían con pausada y cuidada lentitud el cuerpo de Raquel, luego volvió a besarla, con la misma intensidad, con el mismo deseo, una de sus manos se deslizó bajo la blusa de Raquel haciéndola suspirar y gemir de placer.

-Sergio…esto…no está-…bien –decía Raquel entre gemidos, ese pensamiento de nuevo de hacer lo correcto para no ser descubiertos invadía su mente.

-Pídeme que me detenga y lo haré –contestó al mismo tiempo que habría las piernas de Raquel para posicionarse en ella.

Raquel sabía que tenían que parar, que estaban en el trabajo, que había gente en la comisaria, que esa era una idea terrible…pero se sentía tan bien que le parecía un crimen evitarlo, la mano de Sergio había subido sobre su piel y llegaba a su pecho, donde el acariciaba con placer, logrando que ella soltara quedos gemidos, rodeo con una de sus piernas la cintura de Sergio para acercarlo más a ella.

No quería parar, una de sus manos llegó a la corbata de Sergio y deshizo el nudo, luego fue bajando y desabotonando poco a poco cada botón, él no sabía cómo podía hacerlo con una sola mano y sin dejar de besarlo, pero le encantaba esa habilidad, su mano izquierda acompañó a la otra bajo la blusa de Raquel, al tiempo que sus manos se mudaban a su cuello. 

Se seguían amando, no tenían mucho tiempo para los juegos previos antes de tener sexo, además sus cuerpos se pedían a gritos hacerse uno solo.

-Sergio, eres el único hombre que quiero…quiero que sepas que eres el único hombre en el que pienso y eres el único que puede tenerme de cualquier forma que tú quieras.

Sergio sintió como sus piernas se debilitaban ante esa declaración y cuan afortunado él era de tener a una mujer como Raquel a su lado. Siguieron besándose, Sergio abrió la blusa de Raquel e hizo a un lado su sostén y comenzó a darle besos en sus pechos, Raquel solo gemía.

-Quiero que sepas que nadie me hace sentir de la manera en que tú me haces sentir, nadie me besa de la forma que tú lo haces y nunca nadie me hará sentir de la forma que tú me haces sentir.

Con esa frase, Raquel tomo la mano de Sergio y la guio hasta situarla debajo de su falda y en medio de su entrepierna, Sergio sintió la humedad de Raquel y se alegraba saber que era él el que la causaba.

-Estoy así por ti cariño –susurro Raquel en su oído. 

Sergio no se contuvo más y en un movimiento, se bajó su pantalón y luego subió la falda de Raquel a la cintura de ella e hizo a un lado su ropa interior, se acomodó y en un movimiento brusco la penetro. Raquel dio un grito de placer al sentir como Sergio la llenaba.

-Shhhh recuerda que nadie puede escucharnos, amor –

El comenzó a moverse y a llenarla de placer, Raquel se dejó llevar por esos movimientos envolventes que siempre la volvían loca.

-Me encanta saber que soy el único que puede verte de esta manera –Sergio pronunciaba estas palabras a la vez que seguía con el vaivén de sus cuerpos 

-Siiiii –logró gesticular Raquel presa del placer.

-Dilo otra vez Raquel, dime que soy el único.

-Tu eres….ohhh, cariño –ella suspiro incapaz de gestionar más palabras 

-Vamos Raquel, dímelo –Sergio suplicaba mientras seguía moviéndose dentro de ella a punto de alcanzar el clímax.

-Ohhh Sergio!...tu…eres el único…que sabe…como….tocarme…ohhh mierda…como besarme…como hacerme…el…amor –su respiración era entrecortada.

Luego de unos segundos más y un par de embestidas, ambos llegaron al orgasmo y se desplomaron en el escritorio de Sergio, cansados sudados pero felices, jamás habían llegado tan lejos pero se sentía tan bien. Luego de unos minutos de recuperar el aliento, ambos comenzaron a acomodar sus ropas.

-Hay algo de lo que no hemos hablado –comentó Sergio -¿Iras con Suarez a la fiesta?

-No si tú no quieres –respondió Raquel.

-He pensado y pues creo que sería bueno, así no levantamos sospechas –dijo Sergio con voz de duda.

-¿Estás seguro?

-No, pero estaré cerca de ti vigilando que ese gilipollas no se sobrepase contigo y que ni se atreva a besarte que puede que le dé una golpiza ahí mismo- Raquel sonrió, amaba a ese hombre y la forma en la que la protegía.

-Está bien –iré con él pero solo porque hay que guardar las apariencias. Ahora me voy, que les va a parecer extraño ver mi oficina sola.

-Esta noche volveré a verte, cariño….y esta vez no te me escapas –sonrió Sergio complacido con lo que acababa de pasar.

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Solo falta un capítulo para el final de esta historia. Gracias a todos por los comentarios. Espero seguir escribiendo más 💖

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