Cap. 11

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Ya llevaba tres días seguidos en casa de Charlotte, mi madre me llamó por teléfono preguntando por todo, según ella iba a tener que llevarme la maleta allí ya que parecía tam decidia a quedarme ahí a vivir.

No es eso, mamá.

Ojalá pudiese salir de aquí.

No es que no pudiese, es que Charlotte siempre encontraba una manera de hacer que me quedase

Me encontraba tumbada sobre la cama de mi nueva habitación en casa de Char, no hacía más que pensar en todo.

¿Por qué era todo tan complicado?

No entendía nada de nada.

De pronto, alguien golpeó la puerta de la habitación.

- hmmm?

- Soy yo, el hermano de Char, quería preguntar si te apetecía tomar algo.

Quedé pensando un tiempo.

Charlotte había salido un momento y sus padres edtaban trabajando por lo que estaba a solas con su hermano, este trataba de entablar conversación conmigo, aunque sólo fuese para que no seamos tan desconocidos; era la mejor amiga de su hermana, es un poco incómodo no hablarse con su hermano.

Me levanté de la cama y abrí la puerta, me miró y me sonrió amablemente invitandome con la mirada a caminar hacia la cocina a tomar algo.

Fui con él, este me sirvió un vaso de zumo y unas galletas, seguidamente se sentó a mi lado.

- Y... Eres nueva en la zona...

- Y en todo el país.

Respondí para seguidamente dar un sorbo a mi vaso de zumo.

- Y no te costó adaptarte?

- Estuve dos años estudiando español duramente hasta poder hablarlo fluido por lo que no me fue un problema y socializar no es algo que haga ni aquí ni allí.

Agarré una galleta y le di un bocado, he de reconocer que estaban bastante buenas.

- Hobbis??

- Leer.

- Nada más?

- Que te interese, no.

Acabé mi galleta y di otro sorvo al zumo, luego le miré

- ¿Qué hay de ti?

Él me miró de pronto algo tímido a la hora de responder.

- Bueno... Yo he viajado a Francia, Inglaterra, Noruega, Finlandia... Se podría decir que he visto medio mundo.

- Debe de ser bonito.

- Es maravilloso, pero es duro viajar solo.

- Ya encontrarás compañía.

Desde luego no le iba a pedir viajar con él, ver lugares está bien pero las horas en vehículos no las llevo muy bien.

- Tú crees?

Asentí con la cabeza y terminé mi zumo, lo dejé en la fregadera y caminé rumbo a la habitación, como si fuese el único lugar donde pudiese huir de su tornado de preguntas que no puedo dejarle sin responder, era realmente aburrido el estar sola, pero estar en compañía puede llegar a hacer muchísimo daño.

Entré a la galería de mi móvil, comencé a ver fotos y llegué a las fotos antiguas, esas en las que salgo con el imbécil de mi ex, esas fotos que pensé haber borrado... Permanecieron en el móvil.

Al verlas, me recosté sobre la pared y comencé a llorar viendo todas y cada una de las fotos hasta que mis lágrimas me impidieron seguir viendolas...

Era tan felíz y tan desgraciada en esos tiempos...

No tengo tiempo para enamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora