final

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ADVERTENCIA: escenas de canibalismo.



  Al siguiente día, cuando la sangre estaba totalmente coagulada y seca, y el cuerpo junto a él carecía por completo de calor humano, JaeMin despertó.

  Removió su cuerpo incómodo, abrazándose todavía al torso abierto y descompuesto del contrario. La carne comenzaba el proceso de putrefacción, el hedor ya abundaba, empezando a cubrir la habitación. Las luces de dorado brillante seguían iluminando el techo y parte de la cama.

  La escena era escalofriante, con el suelo y paredes llenos de sangre seca. Las marcas de las manos de Jeno quedaron grabadas, siendo la única prueba de su resistencia por vivir, por escapar de las garras del monstruo. Las mantas estaban sucias de la misma manera, manchadas con la sangre que cayó de las extremidades cortadas.

  Pero sin duda, lo más perturbador era la sonrisa del pelirosa, abrazado por el cuello del frío cadáver. JaeMin abrió sus ojos con lentitud, soltando suspiros bajos al acostumbrarse a la luz del sol que pasaba de las cortinas.

  Mostró una sonrisa con dientes al observar el cuerpo sin vida junto a él, restregando su nariz contra el cuello de Jeno, como lo hacía cuando este aún vivía.

   —Buenos días, cariño —murmuró con voz ronca, soltando pequeñas risas en lo que se estiraba—. ¿Dormiste bien? Solías moverte mucho al dormir, ¡Al fin me dejas dormir tranquilo, bebé!

  JaeMin comenzó a hablar al aire, las risas no paraban de salir de sus labios. La sangre seca estaba sobre su cuerpo también, y entre sus dientes podían verse restos de carne. La carne de Jeno.

   —Pero mira qué desastre, cariño —dijo una vez se levantó, pasando su vista por todo el lugar hasta el cuerpo incompleto—, mira nada más como estoy yo. Necesito darme un baño y terminar todo. Ayer se nos hizo muy tarde jugando, pero hoy al fin podré terminar nuestra cena.

  El inmóvil cuerpo de Jeno se encontraba recostado contra la cabecera de la cama. JaeMin le había abierto, como pudo, los ojos. Los orbes oscuros veían a un punto fijo, con los labios partidos, sin brazos ni piernas, con una gran cortada en medio de su vientre y pecho, sin contar las pequeñas marcas en el resto de su abdomen. Pero JaeMin no se asqueó ni huyó, JaeMin se acercó a él, y le dejó un beso en su mejilla.

   —Voy a extrañar tanto el calor de tus mejillas —dijo con nostalgia, con ropa limpia en mano de pie junto a la cama—. De cualquier forma, nunca fuiste muy cálido. Bueno, sin duda eras caliente, ¡Sigues siendo toda una belleza, cariño, no dudes que te sigo amando así!

  JaeMin dió media vuelta, entrando al baño para empezar a darse una ducha. El agua cristalina se deslizaba roja por el desagüe. Por la mente de JaeMin, las escenas del día anterior se repetían, haciéndole jadear. Todo el tiempo preparándose, practicando. Tantas vidas quitadas para volver ese momento perfecto.

  Y ahora, finalmente lo había hecho. Lo único que restaba era organizar todo.

  Salió del baño, secando su rosa cabello con una toalla. Pasó por la cocina, ignorando por completo la sangre y restos de carne en el mesón. Preparó café, y tomó un buen sorbo. Se aseguró además de tachar el día en el calendario, tenía que recordarse de dar algunas llamadas para decir "Feliz Navidad", a sus amigos más cercanos, y denegar las invitaciones en las que lo invitaran a Jeno y a él.

   "Si, no, lo siento. Jeno está algo indispuesto ahora, ¿que qué tiene? Oh nada, sólo... comió demasiado".

  Tomó todas sus cosas, guardando lo necesario en sus bolsillos para volver a la habitación, en donde el cadáver esperaba en la misma posición.

Christmas Dinner── ⋙NOMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora