trois

4.3K 364 62
                                    

Cuando Tomioka regresó a su casa, se encontró con que Shinobu le había hecho las maletas, y había puesto todas sus cosas en una bolsa de basura.

No sé qué es más triste. –Pensó– Irme, o la cosa en la que llevo mis pertenencias.

–Giyuu... –dijo ella con la voz quebrada, cuando él puso un pie afuera. Era como si quisiera decir más, así que el aludido se detuvo unos momentos.

Pero aunque esperó, no escuchó ninguna otra palabra más, y con el doloroso silencio haciendo ruido en su cabeza, finalmente se fue.

Si hubiese volteado a ver, hubiese visto los suplicantes ojos de Kocho, rogándole que la abrazara y la besara como cuando aún parecía amarla.

–¡Mitsuri, vamos, contesta! –pedía al celular mientras el tono ya iba por la cuarta vez. Como si el cielo la hubiera oído, escuchó la dulce voz de su amiga del otro lado de la línea.

–¡Buenos días, Shinobu!

–¡Necesito vernos, y hablar! –exclamó directamente. Oyó como Mitsuri moría de emoción, al fin y al cabo, le encantaba hacer el papel de psicóloga, sobre todo con una persona tan cerrada como Kocho.

Pero al final no pudo aconsejarla en lo más mínimo, ya que Shinobu pareció sólo traerla de acompañamiento para beber hasta no poder más.

–¡Shinobu, es peligroso hacer mezclas! –exclamó la chica, preocupada– debes beber una sola cosa, o al otro día te sentirás muy mal.

–Sí, sí...

Sin pensarlo dos veces, Mitsuri le marcó a Giyuu con intenciones de que este se preparara para venir por Kocho en el momento en que seguir allí fuera peligroso. Aún no estaba enterada de que ambos se divorciarían pronto, ya que, su mejor amiga era realmente el tipo de persona que cargaba con todo ella sola.

"Y es por eso que soy patética" pensó la fémina, movida por el alcohol "Puede que Giyuu tenga razón, y nunca seré más que la miserable sombra de Kanae"

Ikanaide Donde viven las historias. Descúbrelo ahora