Adicción.

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Advertencia: Lemon.

- Will Solace era adicto a Nico Di Angelo.

Como cualquier tarde en el campamento mestizo Will y Nico compartían una sesión de besos en la cabaña trece, era todo un ritual desde hace seis meses que llevaban como pareja, una muy famosa por lo visto. Todos estaban completamente pendientes de lo que ambos hacían.

- Llevamos treinta minutos así, me dejas estirar las piernas sombritas. - Dijo en un susurro contra el fino cuello de su amante quien tembló bajo su fuerte agarre.

- No. - Completamente egoísta era Di Angelo en la intimidad, mientras se aferraba a su pareja con fuerza. Estaban sobre la cama, con el más alto completamente erguido mientras su pareja permanecía sobre él con sus muslos presionando las piernas del muchacho.

- Eres tan tierno. - Le hablo al oído el rubio ganándose un suspiro que fue callado entre su mata de cabello desordenado. Una de las manos de Will que descansaba en la cintura paso a sujetar por el mentón a Nico y obligar a mirarlo. - ¿Te he dicho que te amo? - No podían dejar de mirarse, y no por nada, Will estaba hipnotizado con las rosadas mejillas de Nico y este no podía apartar su vista de la tonta sonrisa que adorna el rostro del pecoso.

- No te cansas de decirlo sunshine. - Responde mientras besa el rostro de su amante, se toma su tiempo depositando cortos y sonoros besitos en cada una de sus pecas, era una tarea eterna, pero no se quejaba.

- Oh sombritas. - Will aprisiono al chico en un abrazo completamente y se dejo caer en la cama llevándose al hijo de Hades con él. Con Nico encima de su abdomen sintió sus mejillas calentarse, más cuando el menor fue quien tomo la iniciativa y comenzó una danza entre sus bocas.

Los besos de Nico eran fuego para los labios de Will que daba pequeños gruñidos cada vez que sus labios se alejaban aunque sea microsegundos. Sin pedir permiso el mayor busco más contacto primero lamiendo los labios ajenos, sintiendo lo carnosos que eran, con una afirmativa casi instantánea estaban ahora en un beso francés donde sus lenguas iban en un vaivén frenético, necesitan más comodidad solo así pudieron separarse. Solace se movió rápido y pronto su cabeza estaba sobre la almohada y sus piernas seguían prisioneras por su pareja quien estaba sobre su entrepierna ahora presionando ligeramente. En respuesta el rubio dejo escapar un suspiro, con mano busco la nuca del chico para traerlo hacia él y besar con fiereza nuevamente los labios ajenos, con su mano libre se encargo de acariciar la espalda ajena. Nico por su lado llevo sus manos bajo la camisa de su pareja y comenzó a delinear lentamente su no tan marcado abdomen, con las yemas de sus dedos acariciaba su bronceada piel. El menor fue quien se alejo primero y se dedico a besar el cuello de Will, le daba especial atención al centro de su clavícula donde daba pequeños besos y lo intercambiaba con chupones no tan fuertes, solo dejaba una mancha rojiza. El hijo de Apolo gemía entre dientes, ahora con sus manos de dedicaba a eliminar la distancia entre él y su amante, sin ser muy brusco apretó el trasero del más bajo y pego sus cuerpos creando una excitante fricción que se mantuvo por los desenfrenados movimientos del mayor en busca de aliviar su lujuria.

- Will... - Gimio cerca de su oído, ambos sintieron una corriente eléctrica recorrer todo su ser. El mayor en un rápido movimiento tenia ahora a Nico Di Angelo debajo de él con su respiración irregular y sus mejillas apunto de estallar por toda la sangre que había en ellas. Sin poder resistirse le quito sin esfuerzo la oscura camiseta dejando ver su pálida y tersa piel que en aquel momento quemaba como un río de fuego.

En la cabaña trece solo se oían gemidos y uno que otro beso sonoro, Will tenia su boca recorriendo el torso ajeno dedicándole su tiempo a cada fracción de su piel. Le daba cierto favoritismo a su pelvis, el pálido chico tenia un fuerte punto erogeno en aquella zona. - Oh Will. - Gimio fuerte mientras sus manos se hacían puños enredando las sábanas debajo de si. Pronto el aliento del chico comenzaba a chocar contra su abdomen bajo, sin esperarse mucho el líder la cabaña siete ya había despojado al pequeño de su pantalones cortos y ropa interior, lo tenía completamente a su merced con solo unas medias cortas blanca, se veía completamente comestible.

Los labios carnosos de Will Solace estaban ahora sobre la latente erección de Nico, quien con solo sentir el aliento de su pareja contra aquella zona ya estaba delirando, su respiración era completamente errática, su pecho subía y bajaba rítmicamente mientras la boca del hijo de Apolo se encargaba de engullir el miembro del menor, daba largas y lentas lamidas y lo intercambiaba con rápidas embestidas proporcionadas por su mano.

- Voy a correrme, por favor amore mio. - Suplico Nico dejando a su pareja totalmente satisfecho. Pronto los ojos se encontraron y pudo ver como los ojos negros del menor lo miraban como si estuviera esperando algo. - No es justo que aún estés vestido. - Dijo ceñudo, con sus labios haciendo una mueca.

- Puedo arreglarlo. - Respondió coqueto el mayor, el hijo de Hades se llevo una deslumbrante vista, sobre él estaba el hijo del dios Apolo quien además de los múltiples talentos también era caracterizado por su belleza, una que todos sus descendientes llevaban consigo, de cuerpo esbelto y bronceado, rubios cabellos y sonrisa arrogante. Todo eso era Will Solace quien se quitaba lento y con maldad su camiseta. Ambos estaban ansiosos, pronto el chico con ayuda de su pareja se deshizo de sus pantalones y ropa interior sintiendo un gran alivio cuando su miembro fue liberado.

- ¿Estas brillando? - Pregunto confuso Nico cuando se sintió deslumbrado repentinamente.

- No lo sé, bendición de Apolo tal vez. - Dijo sin darle importancia, ambos se encogieron de hombros y rieron por lo bajo.

Nico paso sus brazos por encima los hombros del mayor y volvieron a besarse pero ahora era mucho más lento y pronto las pálidas manos jugaban con las rubias hebras de su pareja. Sin siquiera mirar Will busco de la mesa de luz, más específico en la cajonera un pequeño bote de lubricante, aplastando por un momento a Nico el mayor se encargo de bañar tres dedos de su mano derecha pronto dejo olvidado en la mesa el objeto para luego devorar los labios ajenos con fiereza, llevo su primer dedo a la entrada que la acaricio con delicadeza, los gemidos de ambos estallaron en solo un segundo. Nico por el enorme placer que lo invadía cuando el primer dedo hacia estragos dentro de si, y Will por el deleite que tenían sus ojos, su pareja se hallaba despeinada, con su piel enrojecida levemente y su frente cubierta por una fina capa de sudor, además de que de sus labios salían incoherencias y por la comisura de los mismos se observaban brillantes rastros de saliva.

Con tres dedos dentro de si Nico estaba delirante y sus manos se movían casi por inercia sobre el miembro de Solace, ambos gemían sin limitarse al espectáculo que podrían darle a quien estuviera demasiado cerca de la cabaña.

El tiempo iba lento, cuando el rubio sintió listo a su amante se posicionó entre las piernas ajenas, como la pieza de un rompecabezas encajaron perfecto, mientras el mayor se introducía lento para evitar dañar a su novio que apretaba sus ojos tratando de evitar dejar caer sus lágrimas, totalmente estremecido Will besaba el rostro de su pareja para intentar calmar un dolor tan efímero que no tardo demasiado en convertirse en placer puro. Con sus piernas aprisionando la pelvis ajena Nico comenzaba un tímido vaivén que fue acompañado por los lentos pero certeros movimientos de su amante.

- Te amo tanto. - Dijo entre besos el mayor mientras aumentaba rítmicamente sus movimientos creando una fricción placentera, y una oleada de placer descargada por todo su sistema nervioso.

- Io ti amo. - Correspondió en un hilo de voz completamente entregado a las desbordantes emociones que le recorrían todo su ser. Will se movía cada más rápido y su pecho se movía descontrolado, su respiración era errática y su voz era bastante grave en aquel momento. Solo faltaron un par de frenéticas embestidas más para terminar ambos en la gloria, desbordando placer hasta por los poros. Se besaron una vez más antes de que el mayor abandonara el interior del cuerpo ajeno.

- Creo que me estoy haciendo adicto. - Dijo mirando hacia el techo de la cabaña el chico de rubios cabellos.

- ¿Eso no va contra tu ética médica?

- Eres una sana adicción. - se encogió de hombros mientras con su brazo atraía a su novio para colocarlo sobre su pecho.

- Ninguna adicción es sana Solace.

- Lo sé sombritas. - Comento antes de cerrar los ojos, pronto Nico lo imitó para poder descansar después de aquel esfuerzo.

Sun and Moon ||Solangelo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora